Hogar, dulce zombie

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Me siento en el sillón de la sala, la radio le queda poca batería.

“aqui ciudadano Z, se tiene pronosticado un tornado en algunas horas, les pedimos que busquen un lugar seguro y que no salgan para nada”

Yo solo me encontraba con mi hermana pequeña, Mily. Cuando había empezado esto del apocalipsis mi madre la tuvo recién nacida, ahora tiene 3 años.

Mi hermana fue con su esposo a las casas cercanas del vecindario dónde nos quedamos por un tiempo.

Se me hacía tarde que no llegaran, dijeron que solo iban por provisiones a casas que todavía no estaban saqueadas.

Fui a buscarla, obviamente traje conmigo a Mily.

Cargué conmigo mi pistola y una navaja que mi padre me había regalado cuando cumplí los 14.

El aire estaba empezando, yo solo tenía cubierta a mi hermana cargada en mis brazos con una cobija y en la otra mano mi mochila y el arma por si acaso.

—¡Janey!—
Comencé a gritar para que me escuchará.

La tormenta estaba llegando y yo ya estaba muy retirada de la casa.

No sabía que hacer estaba en la calle pérdida, veo dos chicos acercadnose muy lejos hacia un carro.

Corri rápidamente hacia ellos y me vieron, me miraron raro y se metieron al carro a pocos minutos que llegara el tornado hacía con nosotros.

Les pedí que me ayudarán pero creo que ya era muy tarde, el tornado ya estaba a unos cuantos metros, el chico salió del auto y nos ayudó a mi hermana y a mi a entrar a ese auto en la parte de atrás, y luego el se metió.

—Agarrense—
La chica nos digo con desesperación y luego el carro comenzó a dar vueltas.

Mi hermana estaba llorando, y yo solo me sujetaba con una mano de un asiento, todo estaba dando vueltas, yo solo ví como todo se empezó a convertir en color negro.

Cuando abrí los ojos todo se había calmado, estaban estos chicos viéndome de una forma extraña, yo seguía abrazada de Mily.

Me levanté de golpe y me iba a levantar pero algo me opuso, mi navaja se había enterrado en un costado mío.

—¿Cómo le hacemos?—
Preguntó el chico

Y solo se quedaron atónitos por la situación.

Saqué la navaja enterrada en mi estómago rápidamente y puse mi camisa para detener la hemorragia. Saqué de mi mochila un anastelgico, morfina, y la coloqué sobre la herida y me tomé otra.

Mily seguía llorando sin saber que era lo que pasaba.

Los chicos me dieron la salida pero sin antes preguntarme quien era y porque estaba afuera.

Les expliqué todo lo que pasó, sobre mi hermana y mi nombre.

Me llevaron con ellos, llegamos a una casa donde estaba toda destruída, y vimos a un pequeño grupo, ahí se encontraba Janey, pero no veía a Rick, su esposo.

—Kali, Mily, pensé que las había perdido—
Llega Janey abrazándonos.

Hice un pequeño pujido al sentí presión en mi herida donde me estaban abrazando.

—¿Y Rick?—
Le pregunté

—Ellos me ayudaron mucho, pero no pudieron salvarlo—
Comento con tristeza y soltando sollozos.

La abracé y Mily también, ahora lo que importaba era mantenernos las tres con vida.

Nos ofrecieron irnos con ellos y aceptamos, más que nada porque todo el pueblo estaba destruido, no quedaba nada y yo tenía una herida que no me dolía la mayor parte por utilizar una droga.

Janey tomo a Mily y se fueron en el camión de bomberos mientras yo iba recostada en un pequeño lugar dentro de la camioneta donde viajaban una señora y un señor.

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