X

597 30 1
                                    

Intentaba descifrar si todo lo que vi había sido solo un sueño porque cuando desperté no pude reconocer donde estaba.

Era una habitación completamente desconocida. No era la casa de Aliss ya que, se podía decir que la conocía muy bien. Tampoco era el departamento donde vivía, ni el hospital.

Empecé a desesperarme, ¿estaba muerta? ¿Fue un sueño o una especie de alucinación?

—¡Papá!— grité con todas mis fuerzas, deseando que él viniera pronto a consolarme como cuando era niña y tenía una pesadilla— ¡Papá!— grité más fuerte.

Aliss se asomo por la puerta, estaba vestida elegantemente y llevaba una pequeña mochila.

—Oye me da gusto que hayas despertado pero ya debo irme. Tengo que ir a presentar algunas cosas en...

—¿Dónde está mi padre?— pregunté sin prestar mucha atención a lo que decía.

—Está en la cocina.— Me levanté de inmediato decidida a verlo con mis propios ojos, pero me detuve por un momento en el umbral de la puerta cuando un fuerte mareo que me invadió. No fue buena idea levantarme tan rápido— Creyó que querrías algo de comer cuando despiertes— dijo Aliss siguiéndome.

Caminé como si supiera donde quedaba la cocina y al parecer no era tan difícil porque ahí estaba. 

Era papá, en verdad era él. Me regresó a ver y sonrió.

Tuve que contener las lágrimas, el solo hecho de verlo me llenaba de un montón de sentimientos que no podía controlar muy bien. Muchos de ellos no habían salido en años y de todas formas ya había llorado suficiente, mis ojos no podrían soportar más llanto. Los sentía hinchados y pesados.

— Bueno, no quiero interferir en el momento familiar y debo irme. Cuéntale todo, por favor— dijo Aliss bajando tanto el  tono de voz que solo yo pude oírle.

—Alison— dijo papá deteniéndola en la puerta—. Muchas gracias.

Ella solo asintió y salió sin decir más.

Papá se giró a seguir cocinando lo que sea que fuera. Yo me senté en los asientos de la isla frente a la cocina.

No era diferente al departamento en el que vivía, de hecho tenía la misma estructura, pero más bonito y moderno.

Se había instalado un silencio incómodo entre los dos. 

Siendo sincera no sabía como tratarlo: lo trataba de tú o de usted. 

Buscaba cosas para decir y la forma correcta para hacerlo porque necesitaba desesperadamente romper el silencio.

Noté que él también lo intentaba, por su forma de pararse y moverse, pero tampoco conseguía nada.

—Lindo departamento—dije después de un largo rato.

—Si, es muy acogedor— mencionó él girándose para verme.

—¿Es tuyo? ¿Lo compraste?— pregunté ya sin importarme el modo en que pudiera reaccionar por mi forma de tratarlo.

—No, solo lo alquilé por unos días.— Se me quedó mirando, sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas. Sonreía pero era una sonrisa triste— Esto es extraño, la última vez que te vi eras aun una niña, no sé ni como comunicarme.- soltó una pequeña risa.

—Tranquilo, a mi también me pasa— admití aliviadav. Fue hace tanto.

—Debes contarme que pasó en mi ausencia.

—Lo sé—suspiré, no me sentía muy orgullosa de como había vivido estos últimos años— Pero primero lo primero, ¿cómo me encontraste?

—Alison, tu amiga, ella me llamó. Bueno no ella directamente un amigo de un amigo de su padre, que al parecer trabajaba en mi empresa. Me preguntó si era tu padre y que si sabía algo de ti. En ese momento dejé mi empleo, mis cosas y vine a buscarte.— Se giró para apagar la hornilla de la cocina, de alguna forma sabía que esa conversación sería larga. Se acercó a mí y posó sus manos sobre las mías.

MaltratadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora