IX.

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No sé cuántos trastos tiré de camino a su cuarto, pero lo cierto es que en ese momento cualquier acto de raciocinio era nulo.
Sólo puedo pensar en sus manos llenas de fuego recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, agarrándome con fuerza como si fuera a escurrirme entre sus dedos.
Cubrimos esas cuatro paredes de gemidos y jadeos. De gritos desmesurados, como el latir de mi pecho.
Caímos rendidas sobre su cama acurrucadas, con la media sonrisa teñida de vergüenza por no saber qué estábamos haciendo.

– ¡Eh, eh! ¡Despierta, chocho! ¿En qué piensas? —me dice Ricky, haciéndome volver a la realidad.

– Ay, perdona... ¿Qué me decías? —le digo como si no pasara nada.

– ¿Me puedes explicar qué coño te pasa? Desde que hemos llegado a la cafetería estás como ausente.

– Bueno, a ver cómo empiezo...

– ¡Pues por el principio, coño! ¡Va, desembucha! ¡Que me tienes en un sin vivir!

– Ana y yo cenamos ayer juntas. —suelto de sopetón.

– ¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? —dice Ricky con los ojos fuera de las órbitas, lleno de sorpresa.

– Lo que oyes... Y bueno, pasaron... cosas. —digo con las mejillas teñidas de rojo y mordiéndome el labio por sentir cierto sentimiento de culpa.

– No me jodas, Miriam... —bufa— ¿Y Will?

– Will y yo hace tiempo que no estamos bien, y bueno... —le digo intentando justificarme.

– Madre mía, tía... No paras de liarla. —dice ahora entre risas, para romper el ambiente tenso que se ha creado.— Y dime, ¿qué tal es en la cama?

– ¡Ricky! —se había ganado otro manotazo por ser tan descarado.

– Vaya, por la cara que has puesto, es buena...

– Mira, no te soporto.

– No, ahora en serio... Por tu bien, has de hacer que esto no vaya a más. O si va, tomar un decisión. Porque recuerda que estás casada, y Will por lo menos se merece tu sinceridad.

– Si no te quito razón, Ricky. Pero ya desde antes de venirme para Madrid, Will se comportaba conmigo como una puta mierda. Ni me hace caso, ni me escucha, y siento que lo único que me une a él ya es este proyecto. Porque si estoy en él es gracias a Will.

– ¿Realmente quieres seguir con esto? Puede que te haga mucha ilusión y sea una gran oportunidad. Pero si sientes que es algo que en el fondo atenta contra tu bienestar, plantéate hacer algo al respecto. Sobre todo, piensa en ti, chocho.

– Si de eso trato, joder... De pensar en mí. Pero hay muchas cosas en juego, y no quiero que nadie salga perjudicado.

– Bueno, tú tómatelo con calma, ¿vale? Sabes que pase lo que pase, estaré aquí para ti, rubia.

– Muchas gracias por todo, Ricky. De corazón.

– ¡Anda, no seas boba! No me tienes que dar las gracias por esto. Espera... —se gira para establecer contacto visual con alguien del personal— Disculpa, ¿podrías traernos dos cervezas en lugar de los cafés? Te lo pago todo, no te preocupes.

– Claro, sin problema. Ahora mismo se las traigo.

– Vale, ya está... Es que tía, digo yo que para lo que me has contado, más que un café, necesitamos ocho litros de cerveza mínimo para levantar un poco el ánimo. —estalla en carcajadas, y yo con él.

***

Me hallo de camino a la sala de ensayos, y voy con una mezcla de nervios y ganas porque vienen a ayudarnos y asesorarnos diversos coreógrafos reconocidos mundialmente. Bueno, y porque voy a ver a Ana después de nuestra "cita" en su casa, sí.

Según llego, ya me encuentro en la puerta a algunos coreógrafos, de los cuales varios me reconocen de workshops que hicieron en Los Ángeles o China en los años que estuve en dichas ciudades.
Nos ponemos a charlar junto a mis otros compañeros cuando, de repente, al girar mi vista veo a Ana llegando. Mis pulsaciones se disparan, y en el choque de nuestras miradas he podido sentir mi corazón bombeando como nunca lo había hecho antes.

Antes de ponernos a ensayar, los coreógrafos nos quieren hacer un breve charla para darnos unos cuantos consejos, y así poder tener mejores resultados. Una vez acabada, procedemos a calentar y a seguir ensayando la parte de coreografía que llevábamos hasta ahora. El hecho de que haya grandes profesionales hace que el ensayo sea más provechoso, ya que nos ayudan a corregir fallos que hasta ahora no éramos conscientes de que cometíamos.

Después de más de 2 horas de ensayo, decidimos que ya es suficiente por hoy. Mientras me dirijo a la salida de la sala, veo a Ana plantada en la puerta.

– Mimi, ¿puedes venir un momento a mi despacho? Necesito hablar contigo urgentemente.

– Mmm... vale... ¿Pero no me puedo cambiar primero? Es que estoy súper sudada, y no sé...

Veo cómo Ana me hace un repaso descarado, mientras se muerde el labio.

– He dicho que es urgente, así que ven conmigo de inmediato.

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Este capítulo de hoy va dedicado a las gemes @viciandot porque ayer era su cumple, y pues éste es regalo 🤪🤙🏼 os quiero, mis niñas 💘 .
Y bueno, a todxs lxs demás, espero que con esto os ayude a amenizar un poquito la 40tena. 😔✊🏼

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2020 ⏰

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