Capítulo 14 (León)

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Querían al León, pues aquí lo tienen.

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Ya se nos va a acabar el maratón... 🥺😭

Cuando descolgue la llamada y me dijeron que habían volado mi mansión del Amazonas inmediatamente pensé en el Dragón y en el Lobo, esos dos me están hartando. Y me van a llenar el cuello de piedritas.

Anaconda está con ellos al igual que la Viuda, esas dos hijas de perra me las pagarán cuando las vuelva a tener cerca. Veo los escombros del edificio y juro por lo más grande que tengo que haré mucho para que Sara esté conmigo.

-Lo sentimos señor-se disculpa Buitre a mi lado.

Caminó unos pasos y me agacho para ver la caja de madera que talle a mano hace unos meses, pensé en Sara cuando lo hice.

-Creo que tengo una forma de atraer a estas bestias.

Recojo algunas cosas y me subo a la camioneta, tengo que ver a tres personas que me pueden ayudar con mi plan, el primero está en Nueva York pudriéndose en una celda, la segunda está en Rusia siendo una de las mujeres en traficar pieles y animales exóticos, y la última está en Grecia. Esa es la que hará que todo te ha sentido.

Marco el número que me sé de memoria, lo dígito en el teléfono y marco hasta que suena.

-Hola Leoncito.

-Necesito tu ayuda-simplifico.

-Antes por lo menos preguntabas-se queja.

Después de soportar los dramas que Anaconda me hacía, esta perra no es nada.

-No tengo tiempo para tus niñerías-saco la carpeta de dónde la tengo y abro para leer el expediente de un idiota.

-Que carácter.

-Necesito que investigues a Ricardo Castell.

-¿Para?

-Sólo hazlo, te recompensaré.

-Quiero piel.

Sexo.

-Ni de broma.

-Vamos, cariño, antes no querías salir de entre mis piernas, ¿Qué cambio?

-Yo, y no quiero piel, o bueno, si sacas al idiota de Ricardo de la cárcel te dejo divertirte con él por un rato.

Escucho el sonido de sus uñas en algún cristal, luego el sonido de ella pasar algún líquido por su garganta.

-Bien.

-Te veo en tres días, que es tu tiempo para sacar a Castell de prisión.

-Trato.

Cuelgo la llamada, Tejón asiente mientras el auto avanza.

-¿Cómo conseguirás que Sara regrese a ti?-ladeo una sonrisa, le tomo al licor de una de mis botellas.

-Fácil, pero antes mi querido amigo, necesito arreglar unas cosas que me llevarán a dónde quiero.

-Cuando te lo propones eres más peligroso que Dragón.

-El Dragón nunca escupe fuego cuando se siente tranquilo-termino el licor y dejó la botella en su lugar-. Por eso aprovecharé eso.

Le guiñó un ojo y después dejó caer mi cabeza en el respaldo del asiento. Sara será mía, cueste lo que me cueste, y yo no seré tan estúpido como el Lobo para dejar que esa mujer se salga de mis riendas, pero jamás le voy a poner una mano encima como lo hizo mi padre con mi madre, jamás le pegaré ni obligaré a qué se meta conmigo, ella lo hará sola, y por placer.

Bastián +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora