X Imagina de 5 Seconds of summer X

Michael

Hoy era un día normal. Como todos los lunes.

Me levante, me duche, me cambie, desayune y salí hacia el instituto.

En la entrada había un chico con el pelo alborotado y de color rojo, parecía un extintor. Llevaba puesto unos pantalones negros ajustados y unas zapatillas del mismo color con una camiseta blanca muy ancha, típica de él.

Al acercarme a él me dio la bienvenida con un abrazo y un corto beso.

Durante las primeras dos clases teníamos que estar separados, pero en la clase de arte nos tocaba juntos.

Al dirijirme a esa clase, vi a Michael que venia en dirección contraria y tenia una sonrisa muy sexy en la cara que me hacía desearlo cada vez más.

No dijo una sola palabra y me cogió del brazo tirando de él a la vez que nos dirijiamos hacia un armario.

Al llegar al armario, Mike cerró la puerta con llave y pude ver que todo estaba vacío,  a excepción de una silla.

No tuve tiempo de decir una palabra, cuando Mike ya estaba besandome con pasión mientras me aprisionaba  entre la puerta y su cuerpo.

No pude soportar el deseo y en ese momento di un pequeño salto para poder poner alrededor de su cintura mis piernas. Al hacer esto, bajo sus manos por mis muslos hasta llegar a mi trasero. En estos momentos agradecía haberme puesto una falda.

Pude sentir sus manos apartando la tela mi ropa interior. Cuando lo consigio, empezó a acariciarme con unos de sus hábiles dedos a la vez que soltaba unos suaves gemidos, en ese momento empezó a besarme para acallar los suaves gemidos que eran producidos por sus caricias.

Empezó a moverse y nos apartó de la puerta y se dirigió a la silla, en la cual me sentó.

Se arrodilló y levanto mi falda llevando sus manos hacia mis bragas, cuando las cogió, tiró  de ella sin dejar de mirarme y al quitarlas pude sentir que cada vez me ponía más mojada.

Mike separaba mis piernas y se metió debajo de mi falda, mientras besaba mis muslos iba subiendo lentamente hasta llegar a la zona más sensible.

Sin llegar a preveerlo, metió uno de sus dedos y acercó su boca a mi clitoris,  y con sólo sentir que tenia sus labios muy cerca, todo mi cuerpo se estremeció. Paso lentamente su lengua por mi zona más sensible a la vez que movía los dedos. Estos movimientos no paraban y me hacía sentir cada vez más cerca de ese deseado climax.

Al no cesar en ningún momento, pude llegar, pero se me hizo muy difícil no hacer ningún ruido, ya que si se escuchaban mis gemidos, nos pillarian.

Mike salio de debajo de mi falda y me levanto de la silla a la vez que se desabrochaba el pantalón y se lo bajaba junto con estos.

Se sentó en la silla y me miró, y al hacerlo pude entender lo que quería.

Me acerque a él levantando mi falda mientras abría las piernas y pude tener su cara cerca de la mía, y aproveche ese momento para besarlo.

Colocó una de sus manos en su gran pene y pude sentir como jugaba en mi entrada y aunque me ponía de los nervios me divertía mucho.

Finalmente la metió de un solo movimiento.

Al estar yo encima, tenia que moverme yo y eso fue lo que hice.

Movía las caderas de arriba hacia abajo, y podía ver la cara de mike, que era de puro placer y lo que más me gustaba es que el pelo se le pegaba ligeramente a la cara, tenia los ojos cerrados y las mejillas un poco rojas.

Mis movimientos eran cada vez más rítmicos y las manos de mike estaban sobre mis caderas para poder controlar los movimientos. Una de sus manos fue bajando para llegar a frotar mi clitoris y lo agradecí mucho, ya que el placer fue incrementándose cada vez más.

En un momento, Mike se levantó conmigo aun encima y me apoyo contra una de las paredes y siguió con las embestidas, pero esta vez eran más profundas y más rápidas. Estos movimientos me causaban mucho más placer y los orgasmos eran más duraderos.

Mike dijo entre susurros que se iba a correr y en ese momento me soltó y me arrodille junto a él agarrándosela y metiéndomela  en la boca para poder sentir ese líquido caliente dentro. Al correrse en mi boca, echó la cabeza hacia atrás y emitió un pequeño gruñido.

Al terminar, volví a ponerme mi ropa interior y Mike hizo lo mismo con sus pantalones.

Empezamos a oír ruidos en los pasillos y nos dimos cuenta de que la gente ya había salido de clase, y entre todo el jaleo salimos de ese pequeño armario, víctima de nuestra pasión.