Catastrophic Zodiac Prophecy

IV

«Piratas»

Ahí encontró su lugar, disfrutaba de navegar las aguas más misteriosas, los botines no eran de su desagrado, buena paga no venía mal a nadie, sin embargo nada se comparaba con el descubrir, grandes tesoros ocultaban las tierras, puede que los demás no lo supieran pero él estaba seguro de su existencia, se sentía un explorador, su vida perfecta...o eso pensaba hasta el día de hoy cuando era arrastrado por toda la capital por la guardia real.

—Tal parece que por estas tierras no son amantes de los piratas— dijo divertido al soldado de mirada seria y vestimenta ridícula que le empujaba.

—Silencio rata inmunda, no necesitamos a tu clase robando a nuestra gente— pensaba con diversión en lo increíblemente rápido que podía llegar a meterse en problemas.

—Créame que no tengo ni la menor idea de lo que habla—

—Si, como todos—

«Escapar»

Era una de las cosas que había hecho por un largo tiempo, toda su vida sino.

Siempre estuvo dentro de las filas aún siendo un niño, ya sea de un lado o del otro, el Inframundo, el centro de todo era su hogar y su familia estaba dispuesta a morir defendiéndolo «o por lo menos del lado de su madre», su padre solo quería una vida tranquila para todos, su madre haría cualquier cosa para proteger la corona, estaba a favor de la guerra y la destrucción no disminuyó su espíritu.

«Ellos vivirían»

Cuando la obsesión de la mujer puso en riesgo la vida de todos, cambiaron de bando, «traición» no era un título facil de llevar, después de todo, al final del día seguían siendo débiles, no más que un adulto con un grupo grande de mocosos que mantener en mitad de una guerra.

Su familia se unió al ejercito, fueron duramente entrenados y así restaron fuerza al enemigo, no vieron el fin, «desertores, ya no sabía cual de ellos era peor» alojandose en una pequeña aldea marítima del mundo humano «de la que la guerra se había mantenido lejos» re hicieron sus vidas, ocultando su naturaleza e identidad consiguieron encajar, claro que una vida tranquila no encajaba con él, mientras su hermana conseguían su lugar en la cocina de un conocido restaurante y sus primos entraban de pescadores, él se unió a un grupo más interesante.

Las cuerdas se reforzaron alrededor de sus muñecas, la tripulación atada a un lado «si...la situación no se veía muy bien», aunque estas eran su especialidad, habían sido capturados nada más llegar al puerto, las fuerzas reales los escoltaban con dirección al pueblo, o eso pensaba, vaya sorpresa se llevó cuando se dio cuenta que estaba ante el mismísimo rey de la nación en su lujoso castillo, tipo raro a su parecer.

—Entonces...señor...¿de qué es acusado?— su mirada permanecía fija en él por alguna razón que aún no llegaba a comprender.

—Gean, tal parece que de ser pirata señor— dijo con gracia enfrentándose a su mirada directa.

—¿Y cómo se declara?— preguntó el hombre con interés acomodandose en el trono.

—Ja ¿hace falta decirlo? Culpable señoría—

—Ya veo— sus manos permanecían entrelazadas con sus codos recostados sobre los soportes laterales, en su mirada descansaba un brillo singular, claramente estaba pensando en su siguiente movimiento, sus ojos se dirigieron al resto de la tripulación en un rápido escaneo, algo raro pasaba, lo sabía —¿algo que decir?— ninguno parecía tener ganas de conversar —bueno ya que el señor Gean es el más hablador entre ustedes negociaré con él— con una única señal la guardia real se llevó a la tripulación mientras el chico permanecía estoico en la habitación con toda la atención del rey sobre si —¿bocadillo?—

—No, gracias—

—Bien, pasemos a lo bueno, estas muy lejos de casa chico—

—No tanto señor, la aldea marítima esta a tan solo unas horas de aquí—

—No me refiero a eso y lo sabes— notó de inmediato el cambio en la mirada del hombre, estaba claro que sabía más de lo que debía, el rey Lucius era más que un simple rey —bien, dígame noble marinero...¿qué estaría dispuesto a hacer por su tripulación?...—