Todas las personas brillan por alguna razón, y la razón de que Rubén brillara era una chica, Nieves.
➸ One-Shot algo largo.
➸ Todo transcurre en el universo de Karmaland, menos el inicio que es en la serie de Rubius.
➸ Disfruta de esta triste histor...
Toda mi energía plasmada en un solo capítulo, solo pido que busquen comida porque esto será largo.
Los rayos del sol entraban por los cristales de su casa, el amanecer había llegado y consigo un nuevo día en su hogar. Se revolvió un poco en su cama, no quería levantarse ya que la noche anterior trabajó muy duro picando en la mina, pero al final tuvo que abandonar la cómoda cama que hace mucho tiempo fabricó para ponerse de pie.
Se puso su típica sudadera blanca y su máscara de oso, pero se percató de algo extraño fuera de su vivienda; aquel vendedor que llevaba consigo llamas estaba observando sospechosamente las ovejas de él.
Esto hizo que se enfadara, aquel vendedor siempre lo estaba molestando y siempre vendía cosas por un precio ridículamente alto. Sacó su espada y pateó la puerta, asustando al vendedor.
El vendedor trató de huir pero fue inútil, Rubius lo asesinó a sangre fría y pudiendo ver que vendía una simple amapola por una esmeralda, que era bastante difícil de conseguir y los aldeanos la cotizaban mucho.
—No vuelvas a aparecer en mi puta casa, jamás.
Las llamas, al ya no tener la cuerda que el vendedor sostenía huyeron despavoridas por la pradera, yendo a quién sabe donde.
El resto del día no fue un tanto entretenido, tuvo una lucha con varios Endermans que casi lo derrotan, Juan Carlos no quería comer nada y para rematar, los Endermans que mataba no le daban ni una sola perla de ender.
Frustrado, escaló una montaña de nieve y se sentó en la punta, esperando a que otra criatura de la noche apareciera. Un sonido hizo que se alertara, pero no venía de otra parte más de que su bolsillo, era el beeper que había conseguido en el templo de arena. Solo pudo teclear una palabra:
Rubén
Hola?
Contacto desconocido
Dos bloques de nieve, calabaza y tijeras, recuerda esas palabras.
Extrañado, el beeper dejó de sonar y escuchó un sonido al lado suya, otro Enderman había aparecido.
—Me cago en...
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Leyó el mensaje nuevamente y lo repetía en su cabeza; bloques de nieve, calabaza y tijeras.
¿Quién le había mandado ese mensaje? ¿Por qué le mandó materiales? Y sobre todas las cosas:
¿Para qué?
Tenía sentido las tijeras, pero ya cuando leías los bloques de nieve y la calabaza cualquier idea perdía forma. Al no tener otra explicación, decidió probar lo que le dijo el contacto desconocido.
