Arcas y Santuarios

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Tras recordar en mi cama con la vista al techo cómo conocí a Victoria durante aproximadamente 30 minutos, mi mente quedó nublada y muchos recuerdos espontáneos disparaban un nerviosismo por todo lo cuerpo, bajé la escaleras con la cara estática en una mirada indiferente, en el comedor estaban mis padres y mi hermana menor sirviendo la comida, en eso nos sentamos a comer lo que preparó mi madre, casi siempre prepara lo mismo, pero no me quejo de sus increíbles sándwiches de atún con queso y sus batidos frutales ¿Victoria los haría iguales? No, esa chica no sabe cocinar ni un poco y... ¿Yuri sabría hacerlos? Meh, no me importa, prefiero morir antes que casarme con esa chica.

—Vik, prueba estás croquetas, las trajo Yuri. —De la nada exclamó mi madre con un tapper lleno de lo que parecía ser carne frita empanizada.

En eso decidí tomar una, solo por curiosidad, tenía una textura crocante por fuera y tenía un color muy atractivo, simplemente me dejé llevar y la probé.

Estaba deliciosa, tenía un sabor salado y picoso, pero a su vez era suave y fácil de tragar, nunca antes había probado esto y cuando se trata de comida casera, nunca había probado algo mejor que la comida de mamá

—¿Te gustó? debería gustarte, después de todo, comerás su comida cuando se casen. —Dijo mi madre mientras me miraba con una sonrisa pícara
—No dije que me gustó
—Hijo, te conozco, soy tu madre y se que esto del casamiento es muy rápido, tarde o temprano te acostumbrarás, ella es muy igual a ti, aparte de que es preciosa. —Dijo como tratando de animarme, aunque no lo dijo, ella ya sabía como me sentía.
—No madre ¿Por qué debemos tener este sistema? —Pregunte con voz desafiante.
—Silencio Vik, come y cállate, hablamos después. —Me respondió mi padre antes de que pudiera decir algo más.

En eso, por respeto y antes de explotar con toda mi carga emocional, decidí calmarme y disfrutar de la comida, solo comí un par de sándwiches, tomé mi malteada de frambuesa y me llevé un puñado de esas croquetas para comer en mi habitación.

Ya en mi habitación, me tiré sobre la cama y empecé a revisar mi celular un rato, cuando de la nada alguien toca mi puerta.

—Vik-boy ¿Puedo entrar?. —Era mi padre al otro lado de la puerta.
—Ya sabes la respuesta, padre. —Dije con un tono que ocultaba como me sentía realmente, ya sabía que lo que me iba a caer de un regaño de los buenos.

En eso mi padre entra y se sienta en mi cama, al sentarse me da un golpe en una de mis pantorrilla para acatar mi atención

—Ouch, eso duele ¿Sabes?
—Hijo, sé como te sientes, sé que esto de la ley es nuevo para ti y todo eso, pero quiero que entiendas, que estas son las reglas y con ellas tendrás tu futuro.
—Lo sé, pero ¿Realmente esta ley hacía falta?. —Pregunté ya con la mirada un poco llorosa.
—Si, sin ella reinaría la anarquía y el desorden, por eso la generación de tus abuelos decidió esto, por su bien.
—Pero nosotros tenemos cosas que a los abuelos les disgustaba como el aborto legal y seguro, o la legalización de marihuana para uso medicinal.
—Son mentalidades que van cambiando y cada generación va moldeando lo que considera correcto para la siguiente.
—En eso no puedo discrepar.
—Hijo, yo sé que te gusta Victoria y se que ella gusta de ti, pero ambos deben madurar, ya no son esos niños que jugaban a la "DeEse" y se sentaban a ver anime hasta la madrugada. Se me hace nostálgico que tienen una amistad que ha trascendido con el tiempo.
—Pero padre ¿Por qué pasa esto? ¿Por que escogieron a Yuri?
—Vik, no puedo decirte más nada, pero si puedo jurar por ustedes, mi familia, que es lo que más amo, que entre las chicas que teníamos para seleccionarte, no estaba Victoria.

Esa noticia me dejó en shoock, quizás mi padre me lo dijo para no entrar en alboroto, pero si me lo juró es por algo, mi padre no es hombre que dice cosas al azar por decir, el siempre dice la verdad.

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⏰ Última actualización: Jun 17, 2020 ⏰

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