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-¡Seokjin!- un grito se pudo escuchar a lo lejos pero el volumen de la música era muy alto, impidiendo así que el nombrado pudiera escucharlo, mientras el chico de sonrisa cuadrada buscaba con insistencia a su primo, este bailaba con un desconocido el cual tenía toda su atención, las manos de aquel chico se movían por sus caderas y su boca se encontraba devorando la ajena- ¡Seokjin maldita sea!- el mencionado sintió un jalón en su hombro separandolo de su ligue de esa noche, volteo dispuesto a confrontar a quien sea que lo haya interrumpido pero al ver de quien era su sonrisa apareció.

-Taehyungieeee- como ya era costumbre su voz salió arrastrada y melosa, producto de todo el alcohol que se hallaba en su sistema -¿que pasa, bebé?- sonrió cuando el chico comenzó a besar su cuello sin quitar sus manos de donde las había dejado, su primo al ver tal escena rodó los ojos, abrió la boca para decir algo cuando su novio llego por detrás a abrazarlo por la espalda, su ceño se relajó notablemente, el mayor levantó las cejas a la par que acariciaba el cabello rubio de aquel chico.

-Ya nos vamos, Seokjin- tras decir esto Taehyung y su novio comenzaron a caminar a la salida del lugar, Seokjin entendió todo a la primera, no era un aviso ni una pregunta, era una orden y debía obedecer, volteó a ver a aquel lindo chico y formó un puchero con sus labios para después plantarle un beso al chico y comenzar a caminar.

Antes de alejarse totalmente el rubio lo tomo de la muñeca para acercarse un poco a él- Me llamo Jackson, por cierto- Seokjin le sonrió, se soltó del agarre y se fue.
Al estar con la pareja de chicos, los tres se dirigieron al lugar donde habían aparcado el auto, para seguido subir a este e ir rumbo a la casa del mayor de los tres, durante el camino ninguno de los tres dijo nada, sólo el menor de ellos miraba de vez en cuando a su mayor, viendo como este se perdía en sus pensamientos, sabía que era su momento de paz y prefería no perturbarlo.

Llegando a su casa los dos más pequeños se fueron a descansar a la improvisada cama que habían instalado en la sala del departamento, pues ya pasaban más tiempo ahí que en su propia casa, mientras tanto en el baño el mayor se veía al espejo sin reconocerse, terminó por llorar silenciosamente, así era todos los días, salían de fiesta, bebían, bailaban, veía a un chico, se besaban, le decía su nombre, él nunca decía el suyo, llegaban a casa, lloraba sin parar, dormía y al siguiente día era lo mismo. Su primo estaba feliz de que saliera, pues decía que era bueno distraer su mente, por eso aceptaba cualquier invitación de él, pero en realidad se sentía como la mierda.

Su querido primo pensaba que lo había superado, se había sorprendido de lo bien que lo tomó al siguiente día de aquella pelea, lo recordaba siempre, pues desde ese día no había parado de engañar a todos, fingiendo que estaba bien y que no le dolía, cuando por dentro era un puto desastre, cuando cada madrugada lloraba en el piso de su habitación. No quería preocupar más a su primo, él había insistido en quedarse un tiempo en su casa, decía que no lo quería dejar solo durante un tiempo, no pudo más que aceptar, al igual que no pudo rechazar cada invitación a fiestas de personas que no conocía, pues según su primo, era bueno para él hacer amigos nuevos.

Con frecuencia se preguntaba que mierda hacía con su vida, ni si quiera estaba seguro de tener una, pues esta se había ido junto con el moreno que hacía latir su corazón. 

 

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2022 ⏰

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