Capitulo 2 Siete balas

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Vi como pasaban varias patrullas hacia la tienda que quedaba a un par de cuadras de donde estaba, al parecer sucedió un robo a mano armada, y no se él porque me pareció buena idea ir a ver de cerca, pésima elección. Al llegar observe todo el suceso, un viejo con un arma, más específicamente una 9 mm Parabellum, una pistola bastante común, pero igual de letal. El caso es que el señor estaba amenazando con matar a la encargada de la tienda si no recibía $1, 000, 000. Los policías ya habían rodeado el establecimiento, por lo cual solo era cuestión de que el anciano se rindiera, pero era tan terco que les grito que quería que le entregasen el dinero ahí mismo en persona en menos de diez minutos o dispararía, los agentes trataron de calmarlo, pero él no paraba de repetir lo mismo una y otra vez. Tenía problemas mentales lo más seguro.

Las manecillas del reloj seguían girando hasta que pasaron esos diez minutos que ocasionaron un ruido, un ruido fuerte, seguido de gotas de sangre roja y partes de la cabeza de la señora volando por los aires. De repente un sentimiento se formo dentro de mí, un miedo, pero a la vez una adrenalina tan grande que hasta empece a sudar, y entre mas veía la escena más palpitaba mi corazón, cada vez más rápido, mientras yo me perdía en esas emociones internas la policía había reaccionado y abrieron fuego también, una, dos, cuatro, siete balas, siete balas atravesaron al viejo, este cayó al piso por el impacto de todo el plomo, ¡carajo que espectáculo!

Lo siguiente que logre observar, ya que la gente se me puso delante y yo era bajito, fue el cuerpo moribundo de ese señor y las partes de la señora siendo tapados por unas bolsas negras. Empezaron a retirar a las personas, pero en el momento que se acercaron a ahuyentarlos uno de los oficiales me reconoció y le grito a los de mas "¡aquí está el chico!", en cuanto aviso yo salí corriendo, pero habían 2 policías detrás mío, por lo que mi única opción fue correr hacia la tienda.

Me seguían unos 5 agentes, pero como de por sí ya tenía subida la adrenalina logre escaparme de ellos. Entré a la tienda, pero por voltear a ver si aun seguían detrás de mí; me tropecé y caí en un charco de sangre, me reincorpore de nuevo, no sin antes notar que el arma del viejo estaba ahí mismo en el piso, debajo de un estante. Tome la 9 mm y salí disparado a la puerta trasera, salte el mostrador y entre a la parte de "solo personal autorizado", trabe la puerta moviendo rápidamente un escritorio, seguido de eso corrí a la puerta de servicio para salir por la parte trasera, pero esta estaba cerrada, y aunque parezca una noticia mala, realmente eso me salvo, ya que en cuanto me aleje de ella vi que trataban de forzarla.

Me tenían rodeado, tuve un pequeño ataque de pánico y me desmaye por un segundo, cuando regrese en mi, ya no era yo, o no completamente, ahora era "el" y a la vez yo. Revise el arma y vi que tenia 7 balas en el cargador, no era suficiente para encargarse de todos los oficiales, entonces busque una ventana por la cual pudiese salir, a la vez que escuchaba golpes en las puertas vi mi única salvación, un domo en medio del techo, divise una mesa a lo lejos y con esfuerzo y desesperación la moví hasta el centro de la habitación. Todo estaba preparado para que escapara, excepto una cosa, la cual olvide por completo por tanto estrés de la situación, el quitar o romper el domo...

Los polis estaban moviendo el escritorio y en cuanto la otra puerta ya la estaban forzando, golpee y golpee y golpee el vidrio, pero no se rompía, baje de la mesa y busque un algo con lo cual poder romperlo. ¡Una vara de metal! Vi mi salvación, pero mientras iba por ella la puerta trasera del establecimiento se abrió, se me encogió el corazón al ver a un agente entrar apuntando con un arma, tome la pistola que tenía en la parte de atrás del pantalón y sin dudar dispare, las balas impactaron su pecho, haciéndolo caer al piso con tres agujeros en el tórax, entro su compañero e igual abrí fuego, esta vez dándole en la cara, nunca había visto un rostro deformarse tanto, había perdido un cachete entero y al lado de la nariz estaba... no sé como en vez de asquearme me emocione, tanto que deje la vara y dispare al domo, obviamente se rompió, entonces salí y fui saltando de edificio en edificio; cubierto de sangre y con un arma de fuego en mano, huyendo de la policía, fue una sensación tan buena que me hizo sentir vivo, ¡muy vivo!.

La Sangre en Mi HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora