Hoy desperté con ese gran vacío y la confusión en el cuello, me estaba asfixiando como cada mañana.
La cama y la mañana no eran tan cálidas, el calor ya me resultaba ajeno. Por suerte mi cabeza no dolía por ese día, al menos por hoy la mañana prometía no ser tan dura conmigo.Me levanté de mi cama, me vestí con el uniforme del instituto y me cepille y baje a desayunar, mis padres no me miraron.
La comida no era buena o mala pues he perdido el sentido del gusto desde hace mucho, creo que desde que no recuerdo.Las palabras son escasas y valiosas en esta casa, podría comentar que el valor de el oro. Y mis padres valientes piratas las aprecian con cada gramo de su cuerpo, ciertamente hoy me miran más que nunca.
Debió ser por mi nuevo listón, lo compre ayer en una tienda cerca de la escuela...Era azul marino.Después de lavar mis dientes, tome mi mochila y partí al instituto con las ganas en el suelo. La rutina pesaba demasiado.
Vería a los chicos de siempre y estaría en completa soledad como siempre.Creo ser la persona con menos valor pues mis palabras son abundantes en mis cuadernos, eso debe quitarme valor pues las palabras son escasas y valen oro.
Llegue al salón, era temprano y aun faltaban los demás.
Aproveche el tiempo muerto y comencé a escribir, últimamente tenía un personaje favorito.Ella era Lay.
Una chica con la luna en su mirada y el manto nocturno en su cabello, de agradable carácter y una gran calma en su espíritu.
Pero también había algo de picardia en sus palabras, de movimiento lento y alma vieja, esa era mi Lay.Suelo escribir mucho sobre este personaje, actividades cotidianas y hasta las más raras.
Las ideas fluyen solas, como si la conociera de otra vida.
Esto comenzó hace un par de semanas, el visualizarla se convirtió en un hábito agradable y confuso.
Me agradaba pero también provocaba ciertos problemas, suelo desconcentrarme en clase e hizo que mis notas bajarán.Simplemente no dejo de imaginar, tal vez es mi defecto.
Con palabras suaves y minúsculas la describo, ella es amable y errónea en su ser. Su mera existencia no debería ser, pero sigo.
Tiene muchos quehaceres en su día a día, poco tiempo para si misma y le dedican poco tiempo.Las horas pasaron rápido, al final del instituto vuelvo a casa.
De nuevo perdí el transcurso del tiempo, la casa esta vacía, no hay ruidos hasta el anochecer cuando los adultos vuelven a casa para comer, óseo y dormir.Espero que la rutina no me absorba, tampoco puedo culparlos.
Aprovecho el tiempo para descansar, cierro mis ojos y me dejo llevar recostado en el sillón.
Puedo verle.
Diminuta en un rincón, sollozando y temblando con la cabeza hundida entre las rodillas.
Su alma escapó de nuevo para el amanecer, esta rezando por un mejor amanecer.
Por un mañana más cálido.Así es Lay.

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Mi juramento al amanecer.
Short StorySin una descripción clara y concisa, confundida y pérdida como otras. Sin la esencia que la defina, así es.