Claudia
En Barcelona eran principios de Setiembre y ya se estaba acabando el verano pero aun así se podía sentir los rayos calurosos del sol que me golpeaban mientras estaba en mi cama. Me levanté a las nueve de la mañana, me dirigí hacia la ventana y la abrí del todo para que los rayos entraran por completo en mi habitación. Me vestí con ropa normal de calle unos pantalones cortos blancos y una camiseta azul celeste con unas sandalias. Después desayuné lo típico para mí, una taza de leche fresca con cola cao, cereales, unas tostadas y lo que nunca podía faltar a mi desayuno era mi manzana.
Eran las once de la mañana estaba aburrida y preparé algunos libros para mañana empezar mi último año de instituto. Así pasó el tiempo.
Decidí comer pronto para ir así a visitar mi antiguo hogar. Necesitaba verlos a todos porque ya los echaba de menos aunque no había pasado un día desde que los vi por última vez.
Al terminar de comer salí de mi pequeño apartamento. No es que fuera muy grande solo había un pequeño comedor, una cocina, una sala de estar, mi habitación y un baño. Todo estaba decorado por a mi gusto, es decir, había fotografías por todas partes, libros en casi todas las habitaciones, mucho color, una guitarra que guardaba con amor en mi habitación y como siempre todo lleno de dibujos míos. El edificio no era muy moderno pero era muy acogedor.
El lugar no quedaba muy lejos así que podía ir caminando. Me gustaba hacer ese camino porque pasa justo por un precioso parque con muchos árboles, una fuente y nunca faltaban los niños que jugaban. Me encanta verlos correr, reír y jugar hasta que sus pies no podían más. Eso me hacía sacar una sonrisa.
Al caminar unos diecisiete minutos supe que había llegado a mi destino porque pude observar el cartel de Hospital Barcelona. El cartel ya se estaba quedando un poco viejo pero lo que importaba eran las personas que estaban dentro.
Como siempre entré muy ilusionada dentro del hospital. Una vez dentro buscaba a Jorge, el doctor, en su consulta. Hoy no tenía a gente esperando lo que significaba que ahora no tenía trabajo. Primero toqué la puerta por si había algún cliente dentro.
-¡Adelante!- dijo Jorge, con una voz que parecía como si estuviera aburrido.
Abrí la puerta muy feliz para ver si le podía alegrar el día.
-¡Hola!- dije con una enorme sonrisa.
-¡Hey pequeña! ¿Qué tal?- me contestó más animado, objetivo cumplido.
Se levantó me dió un gran abrazo y uno de sus besos en mi mejilla. Jorge era muy alto, tenía 30 años, rubio, ojos marrones claros y era un gran médico, me curo a mí.
-Bien ¿y tú? Sonabas aburrido.
-Bueno, la verdad sí porque hoy no había mucha gente, ¿estas nerviosa por lo de mañana?
-Sí bastante no sé cómo será, esto es nuevo para mí.
-Jajaja, no te preocupes ira todo bien.
-Si tú lo dices supongo que será cierto siempre aciertas.
-Jajaja ¿Qué harás hoy?
-Ahora iré a ver a Thomas y después ya me voy porque quiero estar descansada para mañana.
-Así me gusta pues supongo que yo me quedare aquí y nos veremos mañana que segura que me tendrás que contar muchas cosas ¿verdad?
-Sí, siempre vengo todos los días, ¿dudas de mí?
-No.
-Bueno, adiós que se me hará tarde.
-Adiós pequeña.

ESTÁS LEYENDO
Claudia.
RomantizmSoy casi una mujer y mi vida no es que sea del todo agradable.Mi nombre es Claudia y en mis 17 años empiezo una vida normal o lo más normal que pueda.En mi último año de instituto quiero vivirlo lo más normal posible para poder optar a una carrera d...