car backseat • yunho + jongho

🚗🌻｡ᶜªʳ ᵇªᶜᵏˢᵉªᵗ

—¿Te has fijado en lo lindo que puede ser el cielo azul visto desde la puerta del asiento trasero de un viejo auto?

Jongho era el hijo menor de una pequeña familia compuesta simplemente por su mamá y su hermano San.

—¿Y la brisa veraniega chocando con tu rostro, el cual cuelga por la puerta al estar acostado de espaldas en aquel asiento trasero para disfrutar de la vista del cielo?

Jongho desde que tenía memoria había vivido en aquel pueblito donde todo era tan tranquilo y los paisajes eran espléndidos. Pero su lugar favorito siempre sería el asiento trasero de aquel auto que quedó como único recuerdo de su padre.

—Sentir el sonido de las ramas de los árboles moviéndose al compás del viento, el aleteo de las libélulas y abejas pasar, junto con el canto de las aves posadas en los árboles...

Y también el lugar que siempre compartía con aquel chico quien se había convertido en la razón de sus sonrisas a diario.

—Se nota que pasas bastante tiempo acá —Rió Yunho ligeramente, dándose vuelta desde el asiento del conductor para observar a su menor quien estaba acostado boca arriba en el asiento trasero, con su cabeza colgado hacia afuera de la puerta abierta, y sus cabellos siendo mecidos por el dulce viento mientras sus ojos estaban cerrados disfrutando del ambiente.

—Sabes que es mi lugar favorito —Sonrió Jongho sin moverse de su posición, sin siquiera abrir los ojos. —Te has preguntado alguna vez... —La voz de Jongho sonó como un susurro mientras sus ojitos se abrían lentamente. —...¿qué se siente volar como un ave? —Elevó su mano hacia el azul cielo y observó como los rayos solares llegaban a ella, formando un halo anaranjado alrededor. —¿Cómo se sentirá... ser la luz? —Cerró su mano en un puño intentando absurdamente atrapar aquella luz que estaba posada en su mano, solo para ver como escapaba y se posaba sobre su propio puño.

—Quizás volar se sienta simplemente como libertad —Contestó Yunho recostándose en el asiento reclinado del conductor. —Ser libre y viajar hasta los confines del mundo, viendo como todo se empequeñece desde arriba, como el aire acaricia tu rostro y los rayos del sol abrazan tu piel... —Murmuró cerrando sus ojos e imaginando cada una de sus palabras mientras la brisa veraniega llenaba el viejo auto con sus cuatro puertas abiertas. —Y la luz... —Abrió sus ojos y observó el cielo a través del parabrisas; todo despejado, sin rastro de ninguna nube, simplemente azul. —Quizás la luz simplemente se sienta... cálido. Brillando en cada rincón, desapareciendo cada oscuridad, pero no toda, ya que en el fondo sabe que sin oscuridad, su existencia sería en vano

Jongho aspiró el fresco aire y lo soltó luego de escuchar la tranquila explicación de Yunho.

—Y nuestra existencia... —Susurró Jongho tranquilamente siguiendo con la mirada el aletear de una pequeña libélula sobre las flores plantadas y cuidadas perfectamente por su madre, junto a aquella colina llena de césped donde solía recostarse su hermano a conversar junto a su novio cada noche. —...¿será en vano igualmente? —La libélula voló más alto que las flores y pasó la colina para perderse en los confines de aquel verde campo mientras aquella pregunta quedaba en el fresco aire de verano.

Yunho soltó un casi inaudible suspiro y se acomodó mejor en el asiento, cerrando cuidadosamente la puerta del asiento del conductor para poder apoyar su espalda en ella y estirar sus pies en el asiento del copiloto. Teniendo una vista perfecta del cuerpo de Jongho recostado sobre aquel asiento trasero y su cabeza colgando por la puerta abierta.

—Será en vano si lo crees así —Comenzó a explicar Yunho tranquilamente mientras observaba el subir y bajar del pecho de Jongho al respirar. —Si no encuentras ninguna razón para tu existencia, entonces claramente esta terminará siendo en vano —Hizo una pequeña pausa para luego continuar;—Pero no me malentiendas. Piensa en que cuando venimos al mundo es sin ninguna razón clara, sin ningún tipo de misión, simplemente fue una coincidencia del universo que se dio en nuestra creación y finalmente nuestra existencia. Por lo que lo único que nos queda es simplemente buscarle un porqué a nuestro paso por este mundo. Por eso mismo cuando no solemos encontrar una razón, nos frustramos y muchas veces nos rendimos para vivir una vida absurda, o simplemente para no vivir