C A P I T U L O 6

29 9 5
                                    


Con una mano agarre muy fuerte el cepillo de madera, como si mi mano dependiera de ello

Mi mano izquierda la apreté hasta formar un puño con ella tan fuerte que ya podía ver mis nudillos blancos

Me pare frente a la puerta unos cinco o seis pasos frente a ella

Cuando el pomo de la puerta empezó a moverse

Hay diosito ! por favor! Que no esté secuestrada

Fue lo primero que paso por mi mente

Al ver los unas botas negras  masculinas

No levanté la vista
Tampoco esperé que hablara

Mi mano reacción cobrando vida propia

Como si la entrada de esas botas a la habitación fuera la cosa más mala, repugnante y la obligará a lanzar el cepillo a la cara del sujeto, la cual no me había atrevido a ver todavía

Apreté con fuerza los ojos

Solo escuché el golpe del cepillo para después escuchar como un cuerpo caía y se escuchaban sus tormentosas quejas

— Auch ¡Mierda! Duele — su voz

Esa voz tan familiar para mí

— ¿Scott?— levante la vista para ver si mis oídos no me jugaban una mala pasada— hay dios mío ¡Scott! lo siento mucho de verdad no te vi yo... — me arrodillé a la altura de su cuerpo — Scott yo... ¡ay! Como lo siento — acaricié su mejilla derecha para después ver un hematoma en su frente cuando lo intente toca pero suspiro debido al dolor — perdoname de verdad no fue mi intención, bueno si pero no pensé que fueras...

No me di cuenta que un par de lágrimas salieron de mis ojos pero no me di cuenta

Solté un sollozó

Ni siquiera entendía por qué lloraba

Empecé a sentir una leve punzada en mi frente

Después mareos

— he...he... ¡hey! — estaba preocupado podía verlo en sus ojos verdes casi blancos  no entendí su preocupación, el era el que estaba mal — cielo ¿que pasa? Estás pálida ¿Te sientes mal?

Solo podía asentí..

Ya me estaba cansando de estarme desvaneciendo

— ¡Leyla! — mi vista se estaba desvaneciendo solo pude agarrarme de su camisa no me di cuenta de que ya está entre sus brazos y el estaba caminando — vamos cielo agarrarme   la mano para saber que estás consiente vamos no me sueltes — susurro en mi oído para después gritar — ¡Stella!...Joder está mujer no camina rápido...¡Stella!..

Estaba consiente
Pero me sentía aturdida, embobada y mareada
Con la poca fuerza que me quedaba apreté un poco la mano de Scott

Pero esa repentina fuerza así como llego se fue

Y esa familiar oscuridad que ya conocía muy hasta ahora

Me envolvió nuevamente

Y por alguna razón yo no luche para estar consciente

Solo me desbaneci

































































Parpadie un par de veces para después abrir bien los ojos

El dolor de cabeza no se iba

Subí mi mano hasta mi frente y sentí un chichón

No todo es color de rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora