CAPITULO 4 (Pánico y los hombres misteriosos)

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No entendía lo que estaba pasando (¡¿Cómo que desaparecida?! Apenas anoche estaba conmigo). Me encontraba en shock, no pude mantenerme de pie y caí al suelo mirando aquel cartel con el nombre de Estefany, temblaba como nunca antes me pasó en la vida, no podía moverme pero sabía que tenía que hacerlo, miré como temblaban mis manos y las apreté con fuerza y sin saber como, empecé a correr con rumbo hacia a la estación de policías para declarar lo que había pasado. Mientras corría escuchaba pasos de tras a modo que parecían seguirme. Pero no les dí importancia, lo único que quería era encontrar a mi amiga cuanto antes, solo Dios sabrá lo que está pasando con ella en este momento. 

En tanta desesperación tropecé con un pequeño relieve que se encontraba en el asfalto del pase peatonal torciéndome el tobillo. 

-Auch- Exclamé -Tengo que tomarme las cosas con calma, no me sirve de nada entrar en pánico- Me dije a mi misma.

-¡Es ella, atrápenla!- Observé al alrededor y pude ver a los tipos que estaban en el baile de ayer, ¡me querían secuestrar otra vez! Obviamente no era nada bueno si me atrapaban, también era muy probable de que ellos hallan sido quienes secuestraron a Estefany tengo que decirlo a las autoridades ya! No se que habría hecho sin el vídeo que se encontraba en mi teléfono móvil. 

No quedaba más opción que levantarme y correr, corrí lo más veloz que pude soportando el fuerte dolor que sentía en el pie. Corrí por la multitud chocando y apoyándome en ella para poder continuar, la gente se quejaba a pesar de que pedía ayuda, tal vez pensaban que estaba loca. Mientras que los de capas empujaban a las personas como si se tratasen de simples objetos estorbando.

- ¡Dejen de perseguirme o los enviaré a prisión!- Dije con esperanzas de que pararan, pero solo se rieron y siguieron tras e mí.

¿Por qué nadie hacía nada?¿Acaso no veían que estaba en peligro? La estación de policías se encontraba muy cerca pero parecía que no llegaba nunca, solo eran 3 cuadras más, solo 3 cuadras...3 cuadras...

Ya no podía seguir, nunca fui buena en educación física y como si fuera poco sentía que el pie se me hinchaba mientras un dolor insoportable aumentaba. 

-Es mi fin... - Pensé, cuando de pronto un chico se aparece en frente tomándome en sus brazos con preocupación.

-¿Estas bien?-  Era alto, su pelo era oscuro como el carbón y tenia hermosos ojos verdes.

-¡No estoy bien, unos extraños vienen de tras de mi!     

-¿De que estas hablando? no hay nadie.

 Al escuchar eso me sorprendí pero a la vez estaba enojada -¿Cómo que no hay nadie?-  Miré por mi alrededor, el chico tenía razón estaban las personas de antes pero no los tipos con capas, no había ni un solo rastro de ellos -Pero que-

 Necesitaba decir una mala palabra, pero se fueron todas mis fuerzas, la lengua se me durmió al igual que mis brazos y piernas, todo empezó a nublarse y a girar, hasta que perdí en conocimiento.

Mi razón de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora