La génesis

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 Desde hace 4 meses la cafetería se había vuelto nuestro bunker, habíamos tapiado las puertas y ventanas con madera por entre las cuales se lograba filtrar la luz del día. Durante las noches , nos iluminábamos con linternas , velas , fósforos y cualquier cosa que se te ocurra que genere luz pero nunca energía eléctrica. La única vez que lo hicimos, Peter, el hijo menor de una pareja del grupo murió a manos de una de esas maquinas metálicas. Estaba adornando la dona gigante del letrero cuando una de esas cosas lo atrapó con uno de sus brazos, le hizo crujir sus huesos como nueces mientras su cuerpo temblaba y su sangre caía manchando la nieve. Su padre le tapó la boca a su madre al mismo tiempo que se agacharon y yo corrí a bajar la térmica. Luego la oscuridad inundo el lugar, el bicho nos buscó un momento dando vueltas alrededor del local y como no nos encontró , se marchó. Pobres, los dos seguían afectados después de esos , sobretodo la madre, el solo tenía 6 años.

 Nos rotábamos para hacer vigilancia, hoy era mi día. Me apoyé junto a la puerta principal con mi Kar 98 a mirar por entre las rendijas. Se que un rifle como este no serviría de nada si uno de estos gigantes de acero nos ataca, pero este arma me ha acompañado desde los primeros días de la invasión y le guardaba mucho cariño. Además sería útil en caso de que algún saqueador buscara quedarse con nuestro lugar o nuestras pertenencias.

 Afuera, se percibía una tranquilidad engañosa, perturbada de momentos por gritos, disparos, autos quemando llantas y otros sonidos que me recordaban que el mundo ya no era el mismo de antes. Los copos de nieve caían del cielo como el primer día que todo esto ocurrió. Estaba en una  interestatal de Oregón cuando mi auto se apagó al unisono junto al de todos los demás que iban viajando. Me bajé a abrir el capo pero no encontré nada anormal, pero fue mientras me volvía a sentar que se hizo de noche de un segundo a otro. Se oyó un pitido que me obligó a taparme los oídos y luego se hizo de día nuevamente. Nos miramos los unos a los otros sin saber que carajos había sido eso. El pitido ensordecedor se repitió, pero no volvió solo, en lo alto se podían ver puntos negros dispersos por todo el cielo. A los minutos descubrimos que esos puntos eran capsulas y que se enterraron en el suelo para abrirse dejando a la vista unas criaturas metálicas embarradas de una sustancia viscosa. El bicho tenía forma de oruga. Comenzó a saltar en el suelo como un pez cuando lo sacas del agua, extendió  4 patas de su cuerpo y se movió de forma errática como una araña envenenada. Recuperó la estabilidad, abrió 2 orificios dejando ver ojos rojos con iris negros y otro donde se mostraban dientes tan afilados que parecía que te cortaban con solo verlos. Avanzó unos metros y saltó a la cara de un tipo como los de la película de Alien. No solo saltó sino que empezó a comerle la cara, al verlo de perfil pude ver con claridad como le arrancaba el tabique y hacia de una goma de mascar el cartílago de su nariz. Siguió devorándolo, le quitó la piel de la frente como si fuese un sticker o una pegatina. Aleje la vista de ahí y descubrí que la situación con otras personas de la carretera. Como me salvé ese día es cosa de otro cantar ja!. Algún día voy a escribir todo esto en notas por si a caso los vencemos y las paz vuelve. Para que las generaciones futuras sepan a lo que nos enfrentamos y como los vencimos. Ya tengo hasta definido el nombre, le pondré : Crónicas de una invasión. 

Crónicas de una invasiónWhere stories live. Discover now