En una camilla de hospital yacía una chica inconsciente por culpa de un ataque al corazón, los médicos la habían dejado conectada a una máquina para ir comprobando sus latidos, un chico llega al hospital, va a un mesón a preguntar en que sala estaba la chica, una enfermera que pasaba por allí reconoce el nombre de la chica y se ofrece para guiarlo hasta la sala donde se encontraba la chica, le advierte que la chica aún no despertaba pero que podía pasar a verla, el chico asiente y entra a la sala, camina hasta la camilla y acerca una silla que se encontraba allí por que al ser temprano por la mañana se sentia algo cansado, así que toma asiento y mira a la chica, apoya sus brazos a un lado de la camilla y recuesta su cabeza en sus brazos para seguir mirandola pero sin darse mucha cuenta a los minutos se queda dormido, las horas pasaron y la chica por fin despertó, sintió un leve peso a un lado de la camilla, al dirigir su mirada aquel lugar ve al chico allí dormido, sonrió compasiva y con mucho cuidado alcanza la manta que se encontraba a sus pies y con ella cubre al chico, luego acomoda su almohada un poco más a la orilla de la camilla y reposa su cabeza allí, con una de sus manos alcanza la mano del chico y con sumo cuidado entrelaza sus dedos y emboza una sonrisa para luego dejar cerrar sus ojos y dormir tranquilamente al saber que el chico está allí a su lado
