Lunes, 7:10 AM.
Hoy era un día común para el rubio, acababa de llegar al cuartel donde trabajaba. El lugar donde según él, ocurría la magia.
Estaba caminando por los vacíos y grandes pasillos iluminados con luces blancas tan brillantes como para producirte un dolor de cabeza.
Llevaba las manos en ambos bolsillos de sus jeans azúl marino, con la vista al frente y una mirada penetrante y de pocos amigos, con aquellos mismos rubíes que solían intimidar a todo el que se le cruzara.
Y es que, como no hacerlo. Aparte de que el rubio era el más agresivo y difícil de tratar del lugar, era uno de los jefes de una división. Y no cualquier división, era su equipo, su escuadrón, y de cierto modo, aunque no lo dijera, sus amigos, por más reacio y distante que actuara con ellos.
Ésta división era una de las más reconocidas y nombradas no sólo en su cuartel, si no a nivel internacional, por gente que bien, juegan un papel importante en el gobierno.
Todo ésto gracias a lo bien que sabía dirigirlos, imponer el orden, ser estricto con ellos, manejarlos a su antojo, y sobretodo, enseñar a respetar las situaciones serias, aunque no todos cumplieran con éso algunas veces.
Ellos habían obtenido un mínimo número tanto de derrumbes, colapsos, civiles heridos y quizás muertes, que cumplía más allá que las expectativas de sus superiores.
Luego de una larga y tediosa caminata a su parecer, llegó a la gran puerta reforzada dónde debía encontrarse su escuadrón, el tan conocido Height Force.
Se dedicó a abrir la puerta sin siquiera tocar, y entrar frenando en seco justo delante de la puerta de lado dentro, viendo con una mirada interrogativa y curiosa a sus compañeros.
-¿Se puede saber qué carajos están haciendo?-Dijo con una notable ronquera, quizás que cosa había dañado las cuerdas vocales del rubio.
-¡Oh!, ¡Bakugou!-Exclamó un rubio que gracias a la presencia de su jefe, dejó de introducir lápices en su boca como si fuera una morsa y en cambio, los retiró lo más rápido que pudo-.¡No esperábamos que llegaras tan temprano!-Sonrió con algo de nerviosismo llevándose una mano a la nuca.
-¡Bakugou! ¡Que bueno que llegaste!-Dijo una animada voz antes de correr hacia donde estaba el nombrado y abrazarle por encima de los brazos.
-¡Quítate mapache!-Dijo mientras trataba de separar a la apodada de su cuerpo.
-Eres muy cómodo, jefe-Dijo sonriendo para luego apartarse y cerrar la puerta que estaba abierta detrás del rubio-¿Qué haremos hoy?
-Comenzó a caminar hacia su escritorio de madera lisa y oscura hasta llegar a éste y tomar asiento en su silla acolchada-No he recibido órdenes hasta ahora-Dijo mientras tomaba una de las carpetas sobre su escritorio y comenzaba a ojearla.
-Señor, éso lo dejó el Primer Sargento Aizawa. Creo que es el informe que le pidió a Midoriya y Kaminari sobre la misión pasada.-Habló la pelinegra en la sala con un tono regular y adecuado.
-Continuó leyendo algunos párrafos notando que en realidad, si se trataba de su último trabajo-.Cabo, ¿dónde está Deku ahora mismo? Veo al inútil de Kaminari, pero a ése estúpido no.
-Uh...-Ella y todos los miembros del aquipo, sabían la complicada relación entre ambos, por lo que no le extrañó que llamara a Izuku de ésa forma-.Bueno, él está en la sala de operaciones, señor.
-¿Y los otros dos nerds?
-¿Ochako e Iida? Están con él.
Ése trío... Habían logrado ingresar a la unidad, pero no se destacaban para nada en el campo, por lo que Katsuki se negaba a aceptarlos en su equipo, pero fácilmente fué callado por órdenes de sus superiores, quienes lo obligaron a recibirlos, con la condición de que permanecerían en la sala de operaciones internas.
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• SWAT • KiriBaku •
FanfictionPorque su trabajo era lo más importante para él. Pero un tonto pudo domar a la bestia. Hasta que el idiota de cabello rojizo se cruzó en su camino... ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━ La unidad SWAT bien puede ser el sueño de cualquier civil, policía común...