Estaba sentada en el frío y duro suelo, mirando el cuerpo inerte del chico con cabello rubio oscuro, un chirrido escandaloso llegó a mis oídos provocándome dolor de cabeza. Las lágrimas me ardían y pesaban, mis músculos contraídos me dolían, sentía que estaba lastimada pero, no sabía exactamente en dónde. Pasé una mano por mi pecho, inconciente, sintiendo el vacío en mi piel.
—Despierta, por favor. —le susurré, pero no contestaba.
Miré a mi alrededor, viendo la escena; sangre, suciedad, los cuerpos sin vida a mi al rededor me dejaron desorientada y espantada. No recordaba, absolutamente nada, de lo que había sucedido. Lo último que recordaba era que había perdido la conciencia, y del resto eran solo nubes borrosas. Me alarmé de sobremanera cuando luces y sonidos de sirenas se hicieron presentes, mi corazón latía con fuerza contra mi caja torácica.
Todo pasó muy rápido.
Forenses entraron y fotografiaron a los cuerpos, me sacaron a la fuerza, pero no podía oir nada más que un pitido agudo y veía las luces, los rostros de las personas que me observaban con crítica eran manchas borrosas.
En abrir y cerrar de ojos, estaba encerrada con un señor cuarentón.
—Joven... —dijo mi nombre, lentamente—. ¿Podría decirme lo que sucedió?
—No lo sé. —dije, en voz baja.
—Señorita, si desea que la ayudemos debe colaborar, y decirme la verdad. Entonces, será libre. —habló con tono suave, agachando su cabeza a mi estatura.
Alcé la mirada.
—Me golpearon, y los mataron. No recuerdo más nada. —dije— Necesito irme... Para poder...
—Señorita, usted...
La puerta se abrió de golpe, dando paso a otro agente furioso, interrumpiendo nuestra animada conversación.
—Señor, los forenses dejaron un momento la escena a solas, y los cuerpos desaparecieron.
Miré al agente frente a mí, su rostro se desfiguró en confusión, y me miró de inmediato.
—Estuve todo este tiempo con usted.
—No estoy insinuando nada, tampoco. —miró al otro— En un par de minutos estaré ahí.
El señor se fue, no sin antes darme una mirada de soslayo.
—Señorita, se lo preguntaré una vez más. —hizo una pausa, tomando aire, y dijo cada palabra con lentitud y minuciosidad— ¿Qué sucedió exactamente?
—Ya le expliqué que no recuerdo más nada, a parte del hecho de que mataron a mis amigos. Y de que, ahora, los cuerpos desaparecieron.
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NOVAK ©
HorrorÉsto es mi tarea de Castalleno, disfruten~ ----------------------------------------------------------------------- Venus Von Dill. 17 años. Padecía de seguera facial y tenía dificultad para socializar de forma normal con las personas de su entorno...