Con pasos suaves se encamina por los largos pasillos del castillo, observando desde los grandes ventanales los imponentes arboles y al fondo las torres y el muro que protegen el castillo, el viento sopla ligeramente, una suave brisa del verano abrazador. Con cuidado toma un suspiro antes de detenerse frente a las puertas del comedor, el guardia hace una ligera reverencia antes de abrir las imponentes puertas.
El salón se abre frente a sus ojos, el suelo marmolado pulido brilla de sobremanera, las cortinas doradas están abiertas y con ellas los ventanales, dejando entrar la suave brisa. En el comedor ya hacen su madre y su padre, ambos platican de manera descuidada, meneando la cabeza ante lo que el otro dice. Con pasos temblorosos se encamina hasta la mesa, poniéndose de pie frente a su asiento, el cual es rápidamente jalado hacia atrás por Jade, con un murmuro le agradece para proseguir a tomar asiento, acomodando la túnica de su vestuario.
-Madre, padre, buenos días-musita haciendo una pequeña reverencia con su cabeza. Sus padres le devuelven el saludo. Esperan unos minutos más hasta que Gemma entra por la larga puerta, disculpándose por la tardanza. Prosiguen a tomar el desayuno de manera silenciosa, mientras el solo puede observar por los ventanales, distraído, agitado por la carta de ayer y como si eso fuera una señal su padre carraspea, deteniendo todo en el comedor.
Tanto Gemma como Harry posan su mirada en su padre, el cual los observa con tranquilidad para después posar su mirada en Harry. - Niño, estoy consciente de la carta enviada por los Tomlinson.- con cuidado toma un sorbo de la copa en su mano.- Mientras tu conoces limitadamente el hecho de que han pedido tu mano, tu madre y yo hemos recibido una carta donde nos mencionan que tu partida será pronto. Hemos enviado una carta a primera hora de la mañana hacia Inglaterra con nuestra respuesta, la cual obviamente es afirmativa.
El aire se le escapa de los pulmones y las manos le tiemblan al mismo tiempo que los ojos se le llenan de lágrimas; solo atina a bajar el rostro, tomando pequeños suspiros que ayuden a calmar el dolor en su pecho. - ¿Qué tan pronta es mi partida, padre? -la voz le sale un poco temblorosa, las lagrimas le pican en la comisura de los ojos.
Su padre toma un suspiro. - Entiendo tu concierne Harold, comprendemos que esto no es algo que teníamos anticipado, sin embargo, esto queda en las manos de Dios, que ha decidido darte un destino beneficiado con la mejor familia de Europa.-cierra los ojos dejando que las lagrimas atrapadas hagan su camino por sus mejillas.- Tu partida será a mitad del verano, enviaran un navío con todas las comodidades para que logres llegar a salvo, se pretende que uno de los caballeros personales del príncipe Tomlinson haga el recorrido hasta tu nuevo hogar.-Con eso dicho su padre prosigue con su desayuno, el comedor se queda en silencio y lo único que rebota en las paredes es el sonido de los cubiertos y el de las hojas de los arboles entrando por el ventanal.
Con pasos temblorosos se levanta de su asiento disculpándose rápidamente antes de hacer su salida con apresurados pasos. Gira entre los espaciosos pasillos, de manera ciega pero consciente hacia donde se dirige. Justo cuando atraviesa las puertas el primer sollozo escapa de sus labios, sus pies ceden bajo el llevándolo hacia abajo, se recarga contra la puerta, cubriendo con ambas manos su rostro, los sollozos se le escapan entre los labios u un pequeño dolor punzante aparece en su cabeza.
No sabe cuanto tiempo ha pasado desde que llego a la biblioteca, solo sabe que el cuerpo le duele, la cabeza le punza y siente los ojos pesados e inflamados; con un sorbido de su nariz se pone de pie, encaminándose hasta el cómodo sillón que se encuentra en medio de la biblioteca, se hace un ovillo una vez esta sobre él, cubriendo su cara con uno de sus brazos, dejando que los últimos sollozos se le salgan entre los labios.
Los últimos pensamientos que agitan su mente son el odio hacia ser de la realeza, hacia aquella carta que llego a condenar su destino y hacia el hecho de ser un omega.
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Suaves manos le acarician el rostro, dedos recorren su cabello con suavidad, con un aleteo de sus pestañas abre los ojos con tranquilidad, el sereno rostro de su hermana se encuentra frente a él, una sonrisa le curva los labios. Con cuidado se estira en el sofá, para después tomar asiento y frotarse los ojos con los puños de sus manos.
-Sabía que te encontraría aquí, madre estaba muy concernada cuando saliste del comedor- su voz es suave casi un susurro. Una de sus manos se extiende, invitándolo a tomarla, con cuidado la toma, dejándose ser jalado hacia arriba y apoyado en el pecho de su hermana mayor, la cual lo envuelve en un suave abrazo, un ronroneo suave en su pecho, calmándolo y acunándole - Vamos a tu habitación- con suavidad se separan y caminan hacia afuera, por los pasillos que ahora son iluminados por las antorchas, en los ventanales se logran divisar los últimos rayos del sol.
Llegan a su habitación en completo silencio, Jade ya hace dentro de la misma. Seguido por su hermana se sienta frente al amplio tocador de caoba, observando como Jade abre su túnica, tomándola con cuidado para posarla sobre las mantas de su cama, vuelve desabrochándole la camisa de seda, la cual cae de su menuda figura, dejando sus pálidos hombros descubiertos. Se deja hacer hasta que está casi completamente desnudo. Jade le entrega la fina bata de terciopelo carmesí. Se pone de pie, cubriendo su cuerpo detrás del biombo, con cuidado se quita los pantalones, quedando en un fino calzón de lino.
-Harry, se que estas preocupado por la carta de los reyes de Inglaterra y comprendo tu concierne hermanito.-la voz de su hermana es suave y distraía, con un suspiro se pone la bata, abrochándola con cuidado para proceder a salir de detrás del biombo, su mirada se dirige a su hermana, la cual juguetea con el tul en su vestido.- Has de comprender que no podemos recurrir a alguna solución para sacarte de esta posición, pidieron por ti Hazzy -su hermana carraspea, conteniendo su voz entrecortada- Por lo tanto lo único sensato es hacer que vayas preparado para que conozcas todo lo posible acerca de tu futuro rey- Su hermana se pone de pie, caminando hacia la puerta, antes de salir se gira.- Mañana a primera hora conocerás todo acerca de como ser el consorte perfecto. -Con esas ultimas palabra su hermana deja la habitación, la puerta cae pesadamente, retumbando entre las paredes de su cuarto como una sentencia.
