Capítulo 9.

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[ PRESENTE ]

Era mentira decir que después de un mes se encontraba del todo en paz. Las pesadillas en las noches seguían atormentándolo, las llamadas perdidas en su celular y el teléfono de su estancia lo volvían loco por las tardes, mientras los ataques de ansiedad lo consumían cuando se encontraba solo, estaba de más decir que tenía muchos problemas que superar. Sin embargo, después de tanto tiempo, en los últimos años, nunca se sintió tan feliz.

Su vida parecía haberse iluminado un poquito con la presencia de tres personas en específico devuelta.

Ya no era un niño, tenía que hacerse responsable de su miserable vida de una vez por todas, pero estaba claro que sin la ayuda de ellos no hubiera podido dar el primer paso.




- Tiene una semana que no veo a Doyo –un puchero involuntario apareció en sus labios mientras abrazaba un almohadón. El contrario hacia lo mejor que podía por escucharlo mientras escogía que película ver de toda la colección que Zhong tenía en sus estanterías.

Jisung había ido a visitarlo como era costumbre últimamente, ambos habían llegado a un punto de tregua en su relación, no, no eran nada, ni siquiera habían tocado ese tema de forma verbal y directa, no era algo que fuera necesario de todos modos, ambos sabían que el único amor de Jisung era Chenle, y que el único amor de Chenle era Jisung. Podían vivir con eso mientras resolvían como volver a la formalidad.

- Sabes que están en ensayos, tu hermano es voz en vivo, mientras Taeyong hyung tiene que coreografiar todo –

Desde que todo se había aclarado entre ambos había podido sacar nuevamente a flote su personalidad real, esa donde parecía ser un niño pequeño en busca de la atención de las personas que quiere, un lado que hasta el momento solo había sacado con su hermano Doyoung, por obvias razones, y con Jisung.

- Lo sé, pero lo extraño mucho –nuevamente ese puchero.

A la vista de Jisung el era la persona más adorable que había tenido el placer de conocer, a pesar de la personalidad arisca con la que lo conoció y aun después con la máscara tan desagradable que se había colocado encima no se arrepentía de decirlo, era la persona a la que más quería y a la única que sería capaz de querer entender.

-         Basta de esas caras, me dará diabetes si continuas siendo tan excesivamente adorable –

Jamás lo diría en voz alta, pero amaba cuando Park le hacia ese tipo de comentarios, casi como si se encargara de reabastecer su ego. Amaba saber que aun tenía ciertos efectos en el contrario que en algún punto si recobraba la confianza volvería a usar.

Los días en los que no tenía trabajo podía darse el lujo de pasar el rato como en ese momento, agradecía enteramente poder haber establecido su carrera como quiso, de haber podido vivir de la música y desde luego haberse hecho de un nombre. Sabia de sobra que muchos de los músicos que escogían ese camino no terminaban de la mejor manera, y lo lamentaba, entendía perfectamente a esas personas, entendía el amor por lo que hacían y lo lastimaría saber que no podría seguir con ello al no tener éxito. Incluso de vez en cuando se sentía un poco culpable, como si no fuera la mejor persona para tener su lugar. Jisung siempre lo reñía.

Park era el punto de balance para no caer en el autoflagelamiento psicológico.

Sin saberlo había completado poco a poco las piezas que le faltaban en su vida, tenía su pasión, tenía amistades incondicionales, y ahora tenía el amo, la familia. Cuando tenía todo junto parecía nacer la calidez desde dentro de su cuerpo. No importa cuánto costara cerrar los demás ciclos lo haría si eso significaba mantener todo como estaba.



Caught || JichenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora