❥ Pornógrafo.

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Chan sentía una ansiedad intensa que se instala como un fuerte dolor en el centro de su pecho, sabe que Jisung seguramente ya fue con Minho y seguramente Lee esté muy mal y por alguna razón Bang Chan se siente culpable, esta debía ser una buena noche, Younghyun le dijo que le prepararía una cena especial para intentar iniciar de nuevo, intentar enamorarse sanamente sin despecho de por medio.

Ahora la cena será incomoda y distraída, de verdad quería poner de su parte para enamorarse del increíble hombre que es Younghyun, pero Minho se interpone una vez más.

—Chan en serio, a veces quiero golpearte por desaprovechar el amor de Younghyun, —habló Changbin desde la puerta, seguramente lleva rato mirándole y Chan ni siquiera lo había notado.

—Estoy preocupado por Minho, ese chico-

—Ese chico descubrió que Lee no es un príncipe a tiempo, sufriría más si llegara a acostarse con él, sabes bien que Minho es una especie de bruja que te seduce y luego te consume, —Changbin soltó un suspiró cansado, —deja lo que estés haciendo, salgamos por un trago, así te relajas antes de ir a cenar con Young.

Chan asintió confiando en que un par de tragos le relajará lo suficiente como para disfrutar de la compañía de Younghyun.

Cuando ya estaban por llegar al bar recibió un mensaje de Younghyun diciendo que la cena estaba casi lista y que también le tiene una sorpresa, Chan sonrió alegre con las palabras de Younghyun, pero no pudo evitar sentir preocupación por Minho.

Changbin y él bebieron un par de tragos, mantenían una conversación algo tranquila cuando el teléfono de Chan comenzó a sonar de nuevo, una llamada de Minho.

—¿No vas a contestar cierto? —preguntó el pelinegro.

—No lo sé, Changbin puede necesitar algo importante.

—Si claro y Younghyun que se quede solo en casa a esperar a que tú quieras ponerle atención, solo lo diré una vez más Bang Chan, aléjate de Younghyun o aléjate de Minho.

El teléfono seguía sonando y las dudas de Chan no paraba, era la tercera vez que Minho le llamaba, pero si respondía seguro iría con él y dejaría a Younghyun, Changbin no le dijo más, simplemente tomó sus cosas, pagó la cuenta y le dejó solo, el teléfono dejo de sonar y Chan seguía mirando el aparato fijamente, este comenzó a sonar de nuevo y Chan decidió elegir a Younghyun por primera vez, dejo que el móvil siguiera sonando en la bolsa derecha de su pantalón y se fue.

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Minho marcaba y marcaba el mismo número en su viejo móvil, no había a nadie más a quien llamar, solo Bang Chan estaba para él cuando lo necesitaba, sería muy descarado llamar a Changbin o cualquier otro de sus antiguos amantes, Lee Minho, quien siempre tenía a quien llamar cuando sentía solo, hoy justo después de perder al chico que significaba una nueva perspectiva de la vida, hoy Lee Minho quería a nadie más para dejar de sentirse solo, Minho solo quería a Jisung de vuelta.

Sería muy humillante lo que está dispuesto a hacer, pero no tiene fuerzas para hacerlo solo, marca un número diferente esta vez, el número de alguien que podría negarse o podría ayudarle.

Uno pitido...

Dos pitidos...

Tres pitidos...

—Si me has llamado a mí, debes estar muriendo sin Chan a tu lado, —dijo Seo Changbin, uno de sus tantos amores de una noche, uno de los muchos colegas con los que se enredó, una de las tantas amistades que perdió por algo de placer, —¿estás en casa Minho?

—Estoy en casa, Changbin.

La llamada termino después de su confirmación, solo quedaba esperar, seguir fumando, tomando un poco de alcohol para ahogar el sentimientos asqueroso que se instala en su pecho al recordar las palabras soltadas con dolor, Jisung creyendo firmemente que Minho solo le ve como su nuevo juguete y en realidad no estaba tan mal, Minho si pensaba usar a Jisung para aliviar un poco la soledad en la que se mantenía, pero con el paso de los días, los gestos, reacciones, sonrisas, miradas, Han Jisung se convirtió en algo más que un juguete, ya no es solo la idea de quererle como amante sexual, también es la necesidad de estar a su lado, verle sonreír, acariciar sus mejillas y darle besos pequeños, algo que Lee Minho nunca había deseado.