La virtud es la nómina de los desposeídos, la herrumbre de los caídos o la fe de los que tienen poco, la esperanza ajada marchitándose en un recipiente esquivo a la mirada, la divinidad del humano cercenada con pinzas íntimas, la claridad como producto, uno muy festivo y tan brillante como un juguete novedoso. La oscuridad se inunda de aguas servidas y la dignidad se decolora como un esmalte principal, tan viejo como la superficie caduca que envuelve un arcoiris. El rico luce el capital y las preguntas de su integridad son las que cubren su sombra corroida, cuando los niños se duermen sin mirar a otros.
Sus juegos solitarios se empapan de ignorancia disfrazada; tal como, señores y señoras, la fuerza del espíritu está adormecida. El miedo es un color muy barato, todos pintan sus casas con esa tonalidad el piso que pisan, los sueños, hasta el hedor vívido y no, ya no sirve. Se parodia la existencia con el llanto y la risa enlatada, se caen los cimientos de la coherencia, se inventan nuevos límites, separan las cosas y la ilusión de lo inconexo crece como un río de angeles rotos. Ello nos envuelve, enferma y corrompe en un naufragio sin mar ni costas, con tan solo una persona sin llegar.
Alguien dormido pegado a una pantalla burlona, maniatado en el medio de una obra teatral sin una cuarta pared; los prodigiosos del hastío, la orfandad de memoria, el peligroso desgano, la mentira y el error artificial de los pobres embrutecidos. Nadie quiere morir, pero la verdad es que saben y no quieren aceptar la verdad, nadie quiere saber si ya murió, si su nombre está en otra relación o es una estadística más de mortalidad tanto de fuerte, como de un enorme lío en la decimoctava línea en el firme miembro de la esquina, en donde obtiene uno ojos bien cerrados.
Así como un grupo de amigas que se encuentran en una fiesta en la playa con la finalidad de esperar el nuevo año, pero una de ellas desaparece. Las otras chicas se preguntan dónde estará su amiga ya que la han intentado llamar, pero no responde. Esto hace que se preocupen mucho por ella, así que esperan que no se encuentre en alguna situación peligrosa, pero resulta ser todo lo contrario, ya que, a lo lejos de la arena, en una roca escondida, está con alguien más. Ella está teniendo sexo con un hombre, este le pregunta si no le preocupa ser descubierto cuando en realidad esto la excita aún más.
El sujeto la somete con tal fuerza que hace que sus grandes mamas reboten. Tomando sus pechos, comienza a aumentar su velocidad y a introducirse lo más profundo posible, mientras los amantes juntan sus lenguas. Sin perder la fe en hallar a su compañera, la intentan llamar otra vez, pero los fuegos artificiales ya están por comenzar. Comenzando el conteo, ésta misma se encuentra arrodillada para ahora hacer uso de sus enormes pezones, y colocándolos alrededor del pene del tipo lo masturba. Mientras hace esto aprovecha lamer el glande del falo con su lengua. De forma sincronizada, él segrega en su cara al mismo tiempo que salen los fuegos artificiales celebrando el año nuevo.
Al volver la historia se basa de nuevo en ésta última mujer despidiéndose de su pareja y recibiendo a un vecino, el cual hace un comentario de sus grandes senos una vez este se va con su hijo, al mismo tiempo la dama se encuentra con nada más que el presidente anciano de la junta directiva de vecinos; este no pierde tiempo en agarrar su trasero, cosa que la incómoda bastante, mientras le recuerda que se viene el viaje de dicha asociación y le pregunta si va a competir otra vez. Esta competencia, se basó en emborracharla a ella y a otra hermosura mientras escribían palabras en sus traseros con penes y ganaba aquella que acertara más preguntas.
La ganadora tendría una noche con el presidente mientras que la perdedora tendría que ser implantada por todos los vecinos, siendo la perdedora de la primera competencia una mujer mayor. El presidente comienza a provocarla diciéndole que nada le puede ganar a la juventud y la motiva a jugar en dicha competencia. Para prepararse, tuvo que tener como ayuda al hijo de su vecino, el cual no se podía resistir a ese gran trasero por lo que procedía a disfrutar del cuerpo en todo momento.
Pasado el tiempo conoce a su verdadero padre y es aquí cuando él pasa a ser la nueva ayuda siendo más grande y experimentado. Él la embiste fuertemente hasta hacerla acabar mientras aprieta su busto y los hace brotar leche a chorros mientras lo disfruta demasiado. Pasado el tiempo mejora sus habilidades hasta sentirse preparada para la competición hasta que se llevó la sorpresa de que el concurso había cambiado y tenían que usar ahora sus pechos y no sus traseros. Como resultado perdiendo otra vez.
El castigo puesto era ser penetrada en todos sus orificios por los demás mientras que una jovencita de unos veinte años, pasó a ser dominada por el presidente, haciéndole sexo oral y siendo conquistada fuertemente hasta que este hace que se vuelva loca de la excitación y termina arrojando dentro. A primera vista, todas las moradas pueden llegar a parecer muy normales, cuando en realidad dentro de sus hogares se esconden muchos secretos. Un claro ejemplo de esto es la familia que parece común y corriente, pero nada de lo que parece es verdad.
En un día normal, la madre de la casa se llegó a encontrar viendo su telenovela cuando su hijo se acerca a hablarle, esta lo silencia. Concentrada en su programa no parece prestar atención a su linaje, el cual le ofrece una bebida de su agrado. La señora la toma sin ningún tipo de problema, lo que no sabe es que tenía en ella un super afrodisiaco. La religiosa toma toda la bebida y el hijo se encuentra feliz ya que podrá tener relaciones con ella e ir practicando. Con el calmante ya surtiendo efecto la mujer le dice a su caballerete que chupe sus caramelos, a lo que él accede con gusto. Antes de hacerlo las masajea para luego chuparlas una por una, la madre no se queda tranquila y empieza a tocar su pino.
Llena de lujuria la hembra procede a chupar el viril de su descendiente y con su garganta lo estimula, mientras lo hace él toca su piel. La leona succiona el ubicado con muchas ganas hasta que derrama en su boca, aunque la tomó por sorpresa se traga el semen sin problemas. Dejando de lamer el miembro baja su braga y le dice que es su turno. El retoño lame el ano de su madre mientras masturba su vagina, con su lengua escarba su orificio, con ambas manos empieza a introducir dedos en ambos lugares de sus posaderas.
Ya preparado taladra el ano de su madre con fuerza y queda encantada, él le pregunta si lo puede hacer a diario. Ella le responde que si sigue así se entregará a él, el chico sigue hasta acabar dentro de ella. Una vez satisfecho le dice que siempre fue su sueño penetrar su ano. La prometida le pregunta si no lo fue también agujerear su vagina mientras toma su palo y lo inserta en ella nuevamente, a sabiendas que no era bueno hacerlo como costumbre o tradicion, entre familiares de la misma roja sangre.
Fin
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Burning eichel
RomanceContando nuestros pasos vemos solo el suelo, pero al volver ya estamos aquí otra vez.