El Zumbido

Buen viento y buena mar

Una gaviota voltea a verla antes de hacer un graznido y remontar el vuelo conforme al barco se aleja del puerto la concurrida ciudad se vuelve apacible ante sus ojos, el reflejo del atardecer en el mar incluso casi le hace ver como un buen lugar para vivir.

Justo a tiempo Alex- interrumpió el capitán con su tono tosco atrayendo su atención –Señorita Scarlet él es Alex- dice el viejo señalando al joven parado a su lado- el técnico de a bordo le ayudara con sus aparatos y demás, Alex ella es la señorita Scarlet la científica.

Oceanógrafa- le corrige con sutileza

-Son los que ponen los aparatos en el mar –replico el viejo.

-Exacto señor Ernesto.

-Capitán Ernesto, me hace sentir también más joven- comenta el anciano en un intento fallido de ser gracioso.

-Son boyas capitán- responde superando su hipnosis.

-¡Se lo que son! Solo no recordaba el nombre, como sea los dejo para que aclaren sus dudas.

-Puede ser un poco tosco, entonces ¿Qué es lo que vamos a hacer?

-Pues solo voy para relevar a un colega en una estación, fuera de revisar el generador no creo pueda ayudarnos en nada más.

La puesta de sol a su espalda reflejaba en el mar haciendo que sus cabellos amarillos rojos brillaran al ser movidos por el viento –¿es casada? Pregunto sin percatarse.

- ¿Disculpa qué? - la pregunta el tomo desprevenida pues a sus cuarenta años aún estaba soltera y ser abordada de esa forma por un hombre le hiso dejar de pensar que era un desaliñada sin atractivo cuando en realidad era todo lo contrario.

- Ah, no- dice percatándose de haber metido la pata y tratando de disimular- digo que no es muy común que vengan acá pues más mujeres.

- ¿Qué cosa? pero si hemos venido tres.

-Sí, pero digo que no son como tú –aquello dejo la conversación en un silencio incomodo donde ninguno de los dos dejaba de verse asombrado- digo que son enferme...

-Scarlet nos vamos a reunir en la sala- interrumpe otro de los pasajeros colocando con fuerza su mano sobre el hombre de Alex. Ella camina sin cruzar mirada claramente apenada, el sujeto le vuelve la una mirada rabiosa al joven antes de retirarse tras ella. "Listo metí la pata hasta el fondo" pensó

-Bueno- dice el capitán al verlo entrar al puente –parece que lo has arruinado de nuevo y eso que te he llamado para vieras el bombón que tenemos, mantén la boca cerrada estos días y así no lo empeoraras.

- ¿A dónde vamos?

- Isla Cecil, preferiría no ir luego de lo del albatros, como es que un barco desaparece en aguas poco profundas sin dejar rastro sin llamadas de auxilio sin supervivientes demasiado extraño.