Lo que anteriormente era ordinario, y sin un poco de sentido de admirar, ahora es lo que más anhelamos. Decir buenos días, con un beso, era algo tan común. Ahora nos damos cuenta de que no es una acción simple, extrañamos; deseamos que todo regrese a la normalidad. Estar tan cerca de todas las personas que habitualmente estaban en nuestro día a día.
No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, lo dice la mayoría y es así, ese sentimiento de apego irracional, de la monotonía en nuestra vida, algo tan efímero, ahora lo apasionamos, besar y abrazar, el hecho de estar.
Lo deseamos.
Pero nos lo merecemos de cierto modo, por tratar a lo indispensable cómo algo tan basto.
