I

3 0 0
                                    

Tardó unos segundos en percatarse de que se encontraba despierta, fue el punzante dolor de cabeza y el penetrante olor a amoniaco incrustándose en su nariz lo que la alertó: la habitación estaba casi en penumbras, iluminada únicamente por un rayo de luz polvoriento que se colaba del marco de la puerta. 

No lograba enfocar nada, aun así, miró a su alrededor en busca de un indicio, algo que le ayudara a determinar en dónde se encontraba, pero lo único que vislumbraba era una silla de madera podrida en la contra esquina en la que ella yacía. 

Un escozor en el brazo izquierdo le hizo desviar la mirada de la habitación en busca de la fuente del malestar, en su lugar, halló una soga que rodeaba su muñeca y le impedía moverse; sin embargo, la soga no era lo único que rodeaba su brazo: una venda mugrosa adornada con tonos carmesí se ceñía a ella en el que parecía ser el origen de aquel quemazón.

Un escalofrío le recorrió la columna vertebral. Apartó la vista rápidamente y se sumió en la oscuridad que la rodeaba, intentando, desesperadamente, escarbar en su memoria hasta el último recuerdo antes de despertar en aquella habitación...

HipermnesiaWhere stories live. Discover now