Síndrome? (___ G!p)

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Mi respiración entrecortada era lo único que se escuchaba en la habitación, ya estaba acostumbrada a aquello, llevaba tres meses encerrada en este lugar.

Sentía dolor en todo el cuerpo por la mala posición en la que estaba, eso no podía mejorar ya que tenía una cadena en mi muñeca izquierda y una en mi tobillo derecho, mis secuestradores decían que eso evitaba cualquier probabilidad de escape.
Ni siquiera consideraba escapar, aún sentía el escozor de los latigazos recibidos como castigo.

No podía ver nada, y tampoco quería, una venda cubría mis ojos, mi secuestrador siempre trataba de quitármelo, pero no se lo permitía, de todas formas, él no insistía lo veía como un beneficio ya que no podía ver su rostro.

La razón por la que no me la quitaba, era porque no quería recordar los rostros de aquellos monstruos que me provocan tanto dolor.

Son dos personas, una pareja de esposos psicópatas, el hombre me torturaba mucho más, incluso me aprendí la rutina, me golpea dejando un día, me dijo que incluso necesita descansar, su mujer solo me daba cachetadas, que dejaban marcas en mis mejillas, siempre escuchaba el peculiar sonido de su risa en el fondo de la habitación cuando su esposo me golpea.

Ellos tenían una hija, de la cual no sabía nada ya que nunca entraba a la habitación, asumí que tenía aproximadamente mi edad unos 16 años, ella no tenía presencia en todo el transcurso de mi secuestro, pero eso estaba por cambiar.

Escuché el azote de la puerta de salida de toda la casa, no sentí nada, ni alivio, ya que siempre me dejaban vigilada, sin embrago eso cambió cuando oí pasos acercarse a la habitación en la que me encontraba, no podía distinguir de quien eran, estos eran ligeros.

La puerta se abrió, provocando que me pegara a la pared de golpe, tenía mucho miedo de lo que me podían hacer, los pasos se acercaban a mí lentamente.

- hey – esa voz, la hija de los secuestradores.

Me removí en el lugar, de seguro era igual a sus padres, al sentir mi movimiento brusco, se alejó un poco – No te haré nada – si claro – solo te traje comida – fruncí el ceño, de inmediato mis fosas nasales se llenaron de un delicioso aroma, que era eso … era pizza?
Negué lentamente, no podía ser cierto – No tienes hambre? – no contesté – Mmm, no quieres que te saque la venda? – negué – para que veas lo que te traje, no tiene nada malo, la acabo de pedir – mi estomago me pedía que cediera, pero no podía confiar.

Ella se quedó en silencio, privándome de su voz, ella tenía conciencia de lo que sus padres hacían, y no hacía nada.

Escuché el sonido del plato chocar con el piso, creí que se había ido, y decidí por primera vez sacarme la venda, la claridad que entraba por la puerta abierta me cegó un momento.

Mis ojos tardaron unos minutos a acostumbrarse a la claridad, y la vi, no podía negar que es una chica muy hermosa, se encontraba recargada en una esquina con los brazos a su costado, sus ojos marrones me observaban detenidamente.

- No quieres comer? – señaló el plato que se encontraba a mi costado, fruncí el ceño confundida alternando mi mirada entre la pizza y la chica.

Ella me sonrió amablemente, ladee mi cabeza, la chica se acercó a mí nuevamente – No tienes que preocuparte, si quieres puedo quedarme a comer contigo, que dices? – preguntó
- Esta bien – mi voz sonó más ronca de lo normal, ella solo me miró fijamente mordiendo su labio.

- Quieres agua? – asentí frenéticamente – Ahora vuelvo – salió de la habitación, regresando minutos después con un vaso de agua y con su plato con pizza.

Me extendió el vaso con agua, que agarré con mi mano libre, lo acerqué a mi boca y en pocos segundos terminé el contenido.

Ella sin decir nada se sentó a lado y comenzó a comer su pizza, con una mirada hizo que yo agarrara la mía, había olvidado lo deliciosa que era la pizza.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2020 ⏰

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