Capítulo 50

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Valentina despertó bastante temprano el domingo, sonriéndo al ver a Juliana dormir sobre su pecho mientras chupaba su dedo. La chica había tenido una pesadilla la noche anterior.

No había sido realmente mala, pues solo había caído por unas escaleras, pero había sido lo suficientemente aterrador como para no permitirle dormir a la pequeña durante un buen rato, en los cuales Valentina la mantuvo abrazada, tarareando dulces canciones de cuna.

Valentina sonrío al recordarlo.

Por un momento ella dejó de ser la chica débil con ataques de pánico que necesitaba de sus manos para sentirse en control y pasó a ser la novia protectora que abrazó a su temerosa novia en medio de la noche. Y se sintió bien. Se sintió bien saber que podía hacer algo más que chasquear los dedos y acurrucarse en un rincón.

Suspiró.

Se veía hermosa durmiendo, aun con el cabello enredado e incluso con un pequeño hilo de saliva descendiendo por su labio.

Tal vez así se veían los ángeles de los que tanto le hablaba su madre cuando era pequeña.

Besó su frente dulcemente y acaricio sus mejillas, una sonrisa involuntaria apareciendo en el rostro de su novia, antes de salir de la cama.

Fue al baño, se cambió de ropa, bajo por las escaleras y entró a la cocina, donde comenzó a resolver crucigramas mientras desayunaba, como todos los días desde que vivía en aquel lugar.

Había intentando irse a vivir con Nayeli, o alquilar un departamento lo suficientemente barato como para poder pagarlo, pero los padres de Juliana se habían negado. Al parecer, a pesar de que a veces las encontraban en situaciones un tanto subidas de tono, les gustaba tenerla allí.

Se tomó sus variadas medicinas y se colocó la insulina antes de subir junto con dos nuevos crucigramas completados.

Cuando entró a la habitación, Juliana aun estaba plácidamente dormida.

Entró a la cama de nuevo, rodeando su cintura con sus brazos, sintiendo a Juliana suspirar en medio del sueño.

Comprobó con la mirada que la puerta estuviese cerrada, y al asegurarlo simplemente sonrío y comenzó a depositar tiernos besos sobre las mejillas de su novia, bajando lentamente hasta su cuello.

Juliana se removió entre sus brazos.

Juliana: mmm... ¿Valentina? ¿Eres tú? -Preguntó con voz rasposa debido al sueño.

Valentina: ¿Esperabas a alguien más? -Preguntó divertida, dirigiendo sus labios a su mandíbula, dejando sutiles mordiscos en la zona, su novia dejando escapar débiles risitas.

Juliana: No... realmente no -Susurró, moviendo su cuello ligeramente para que Valentina tuviera más acceso a él. -. En realidad - Agregó luego de unos minutos, alejándose un poco para mirarla a los ojos. Valentina suspiró. Sus ojos no cambiaban de color, ni eran claros, ni tenían un tono peculiar, pero para ella... para ella eran los ojos más hermosos del mundo- ni siquiera esperaba encontrarte a mi lado al despertar - Confesó acariciando sus mejillas con una sonrisa, Valentina sintiendo decepcionada de si misma. Juliana realmente nunca la esperaba a su lado en la cama. Juliana sabia que no estaría-. Es decir, siempre te encuentro desayunando en la cocina, haciendo un crucigrama... Y está bien, me gusta que sigas tu rutina. Que seas tu misma... No pongas esa cara, amor. Ya te dije que esta bien. Te amo, y no necesito despertar todos los días a tu lado para saber que lo haces también. Solo necesito verte suspirar como hace algunos segundos, o escucharte llamarme "Juls", o besarme...

Valentina: Pero yo... yo... -Intentaba hablar, pero un nudo se había formado en su garganta-. El punto que ambas seamos felices en esta relación, Juls. No solo yo. No me importaría salir un poco de mi rutina por ti, amor... Si quieres que despierte a tu lado solo dímelo y me quedare junto a ti, pero tienes que decírmelo. Recuerda que no soy buena en eso de adivinar cosas... ¿Bien?

La Chica De La Ventana (Juliantina Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora