1. Dos gatos y tres tazas

37 1 0
                                    

Era una mañana dulce de invierno, el mes de Enero era el más frío de todos y se notaba por el ambiente. Cerca de un centro comercial se encontraban dos jóvenes acabando su nueva hostelería y cafetería.
-Fer, añade unos retoques por allá.-le dijo Lara a su amiga lanzándole un bote de pintura en spray.
-Wey, me hiciste tirar el celu para agarrar la lata de los mil demonios-dijo enfadada al ver como su teléfono cayó de pantalla al suelo-si lo rompes, lo pagas.-dijo con furia a su amiga haciendo que se estremeciese por el miedo a ver una rajita en la pantalla, por suerte no había ni un rallado.
-Uf, menos mal, oye Fer-la castaña miró a su amiga-¿Puede venir a ayudarnos una amiga?-preguntó.
-Claro que no chama.-le dijo enfadada, la tienda era de las dos y se supone que sólo participarían las dos.
-Venga, que si no no acabaremos esto rápido.-le hizo ojitos de gatito abandonado.
-Malhora...-la miró con ganas de matarla-dale pues-Lara se ilusionó-pero no doy propina.-avisó haciendo reír a la dos meses mayor mientras agarraba su teléfono para marcarle a su amiga.
-"¿Sí?"-contestó la persona del otro lado de la llamada.
-¡Hange! Dice Fer que sí que podéis venir a ayudar, que cuantos más mejor-dijo ilusionada la chica pelirroja.
-"Genial, pásame con ella".-le dijo la castaña de lentes, entonces escuchó a la pelirroja pasarle el teléfono a su amiga.
-¿Bueno?-preguntó la castaña.
-"Hola, soy Hange Zoë, amiga de Lara, dice que has dado tu permiso para ir allí a ayudar ¿Podemos?"-preguntó la castaña en el tono mas amable posible.
-Me parece genial, soy Fernanda García por cierto.-dijo para luego despedirse de la de lentes y terminar la llamada.
-¿Vendrán?-preguntó la pelirroja.
-Sip, así que te encargas tú de esto como castigo.-le lanzó una escoba y la otra la agarró con disgusto en sus ojos.
-¿Dónde conseguiremos los gatos?-miró a la castaña, era obvio que la castaña diría "de la calle, pobrecitos" o algo así, pero le gustaba escuchar el lado tierno de la castaña.
-De la calle, los pobrecitos no tienen para comer y ¿Quién mejor que nosotras?-sonrió con ternura mientras acababa de dibujar al gato negro en la pared rosa pastel del local.
-¿Cómo sabes dibujar tan bien? Aquí soy yo la de padres artistas.-salió una sonrisilla de sus labios colorados mientras se sonrojaba un poco por la vergüenza.
-Porqué cuando era pequeña me apuntaron a una escuela de arte.-respondió haciendo que su amiga suspirase de la decepción.
-¿Y por qué eres escritora?-le preguntó intrigada.
-Prefiero llamar arte a un buen libro que llamar arte a una ralla en un cuadro.-le respondió segura de sí misma y la contraria rió muy estruendosamente al pensar que un poco de razón sí que tenía.
Se pasaron una hora arreglando las paredes y limpiando hasta que tocaron a la puerta del local y Fer fue a abrir.
-Buenas tardes, disculpad por llegar tarde.-dijo la castaña de lentes con un sonrojo de vergüenza.
-No importa chamaquita-dijo revolviendo el cabello de la castaña despreocupada-¿Cómo se llaman?-preguntó a los dos rubios detrás de su nueva amiga de lentes.
-Soy Erwin Smith.-respondió con una sonrisa por la actitud de Fer.
De repente Fer sintió como el otro rubio le olía el cabello y después sonreía.
-Mike Zacharius-dijo muy feliz al notar ese olor a coco del cabello de la castaña.
-Yo Fernanda, pero pueden llamarme Fer.-los invitó a pasar al local y ellos sin duda alguna lo hicieron, la actitud de la chica bajita les había gustado.
-¡Lara!-la de lentes se fue corriendo a abrazar a la mejor amiga de la bajita.
-Hey, parece que os ha gustado mi amiga eh.-dijo feliz viendo como su mejor amiga sonreía.
-Es muy amable, me he sorprendido.-dijo la castaña de lentes sonriendo mientras los dos rubios asentian con sonrisas en sus rostros.
-Gracias-dijo la castaña-bueno, ya que tenemos altos necesito que me ayuden con las zonas altas.-dijo poniendo sus manos en la cintura.
-Claro-dijeron al unísono.
-Genial, pues mientras ellos arreglan la parte de fuera nosotras la de dentro.-le dijo Lara a Hange mientras esta asintió feliz.
-Claro, está chido así.-dijo Fer feliz haciendo que los dos más altos salieran afuera con ella.
-Muy bien ¿Qué haremos aquí?-preguntó el de ojos azules.
-Pues pintar el logo de acá.-dijo señalando un gran letrero arriba de la entrada.
-Bien.-dijo Mike sonriendo.
-Perfecto, necesito sus fuerzas para sujetarme y yo pintar esa cosota.-dijo feliz haciendo que ambos rieran.
-Claro, Mike te sube y yo te voy dando las cosas que necesitas.-dijo feliz Erwin.
-Chido, pues súbeme.-dijo haciendo que el más alto la subiera en sus hombros.
-Genial, voy a por la pintura de dentro.-dijo Erwin dejando a esos dos solos.
-Wey-tocó la cabeza del alto y este le prestó atención-estás bien mamado-dijo feliz la chica-ojalá ser igual de fuertota-hizo una sonrisa y le contagió la felicidad al de abajo.
-Gracias, eres muy amable.-con solo esas palabras ya habían hecho el día de la castaña.
-Muy bien, ya lo tengo, dime el color que necesites.-dijo el rubio de ojos azules saliendo del local.
-Un negro y un blanco.-le respondió feliz haciendo que el rubio sonriera de nuevo y le entregara el color deseado.
-Eres muy agradable.-le dijo el de ojos azules.
-Gracias...-sonrió por lo bajo e instintivamente pensó-Ahora tendré amigos por fin... 
-Hey Fer, te ha salido hermoso.-la mujer salió de su trance y miró el cartel, habían dos gatos durmiendo juntos, uno negro y el otro blanco, mientras detrás sólo habían pequeñas sombras de más gatos, uno gris y el otro blanco de manchas negras.
-¡Acabé!-sonrió, no paraba de mirar aquello, cuando se presentan estos momentos de trance hace lo que su instinto y mente anhelan, pero esta vez no le tomó importancia, era confuso de descifrar.
-Venga, baja.-Mike la agarró y la bajó de sus fuertes hombros.
-Son muy amables chicos.
-Gracias-el de ojos verdes le acarició la cabeza, al parecer olió el dolor y el cariño de una persona y no era Erwin.
Las dos mejores amigas se despidieron de sus nuevos amigos al anochecer y comenzaron a hablar durante el camino a sus casas.
-¿Ves Fer? No eres rara idiota, miles de veces te digo que la rara soy yo.-Lara se puso abrazándola por los hombros.
-Es solo que hace mucho tiempo que por culpa de ser así no consigo tener esos amigos que deseo, sin embargo tú te quedaste-meditó un momento-y no eres rara, somos diferentes.
-Eres maravillosa enana, te quieren muchos, eres demasiado feliz y repartes sonrisas a todas las personas, sean buenas o no, eres genial, ojalá saber sonreír ante los problemas.
-No sonrío ante los problemas, los afronto, hay algunos que se me hacen más complicados y piensas que no puedes, pero puedes con todo porque eres fuerte, tal vez hayan situaciones que no se puedan cambiar, pero según que situaciones alguien haya pasado le hacen más fuerte.-la besó en la mejilla, su amistad perduraría y ambas lo sabían.
-La vida no es justa Fer.
-¿Desde cuándo nos dijeron que sería justa? Hay que aprender a ver las cosas felizmente, si no acabarás peor de lo que empezaste.
-Hay veces en las que pienso que eres como una diosa griega, te quedaría bien ser Eufrósine, la diosa de la felicidad.
-Nadie nunca será feliz por siempre Lara, sin embargo es la persona la que decide como afrontar lo que sufre y lo que desea, no siempre podemos sonreír, hasta a mi hay veces en las que me dan ganas de arrojarlo todo por la borda, pero si no sonrío yo nadie lo hará por mí.-se quedaron en un silencio tranquilizador, Fer tenía esa sensación en el pecho que la tranquilizaba y Lara se quedó pensando en lo dicho.
-Nunca cambies Fer.
-No lo haría por nada en el mundo.-ambas se abrazaron antes de despedirse y se sonrieron felices de la anterior conversación, esa sería uno de los momentos que ambas nunca olvidarían.

Teas and Dogs | Levi x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora