#OO1: Celos.

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#OO1; Celos

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Ainhoa

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Golpeé la puerta de la casa de Mateo con suavidad pero con insistencia. Ahora me percataba de que haber traído una remera de manga corta había sido una muy mala decisión, puesto que el frío viento de julio, que hace unas horas no corría, hacía estremecer mi cuerpo con solo rozarlo con ligereza. 

Maldita sea.

Envolví mi cuerpo con mis propios brazos desnudos, abrazándolo y tratando de así acabar con el frío que estaba pasando ahora mismo. Y joder, qué estaba haciendo Mateo como para no abrirme la puerta en dos minutos. Esta vez me decidí tocar el timbre y esperé algo más de tiempo, hasta que me cansé de la espera y me decidí por irme, pero una voz a mi espalda me hizo girar y ver a un Mateo acelerado, con el pelo mojado y revuelto y su amada equipación de CABJ. Sonreí.

-Me estaba duchando. Pasa amor- me miró algo apenado pero con una sonrisa ladina y se corrió, dejando espacio para que yo pudiese entrar a su casa. Así hice. Entré a la vivienda y me sorprendí al ver que todo estaba ordenado y en su sitio, salvo un paquete de papitas que había en el sofá, junto a una manta y el control de la televisión.

El plan era venir y hablar por un rato, puesto que Mateo andó ocupado esta semana con jodas y sus mambos del free, y por eso no pudimos vernos tanto como solíamos hacerlo, se sentía muy bonito recibir de la nada un mensaje diciendo que te extrañan, que te aman y cargoseándote re tierno. Mateo me tenia mal. Él y yo nos conocimos en la primaria cuando entró a mi salón, y desde ahí siempre nos tiramos onda hasta que hace tres años, cuando teníamos quince, decidimos formalizarlo y hacer de lo nuestro algo más serio. Me alegraba mucho. Me re enganché con él cuando en segundo grado le defendí de una niña que no le dejaba en paz, aún recuerdo como pasó sus bracitos por mi cuello y me agradecía en susurros en el receso. Nuestra historia fue muy linda.

Mateo me interrumpió cuando su brazo rodeó mi cintura y me guió al sofá con una amplia sonrisa en su cara. Se la devolví, sentía que si me sonreía así por siempre, no necesitaría nada más para ser feliz jamás.

Qué equivocada estaba.

Se sentó y me posó con cuidado sobre sus piernas, dejándome sentada sobre su regazo y con mi cabeza en su pecho, nos acurrucamos un poco más y extendimos la manta sobre nuestros cuerpos. Agarré el control y guié el cursor hasta el buscador, y cuando iba escribiendo la mitad del título que quería, Mateo me arrebató en control de las manos, ganándose un gruñido mío.

-Mateo, devolvémelo.

-No.

-Dale dámelo- lloriqueé y se burló de mí.

-No vamos a poner esas películas cursis que te gustan, la última vez elegiste tú, me toca a mí.

Retiré la mirada de sus ojos y la posé en el suelo. Ni siquiera recordaba cuándo fue la última vez que estuvimos así, en casa viendo una película o boludeando. Tomó mi mentón y me hizo mirarlo. Traté de transmitirle tranquilidad con una sonrisa, que solo cargó más el ambiente porque una mueca fue lo único que me salió.

『❝Dónde estás❞』-TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora