capitulo 8: el final

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Una vez en el auto de vuelta a casa bella se acurrucó sobre mi pecho y la mimé todo el viaje. Realmente no sabía si iba a querer hacer o no el amor, pero sino lo decía yo no iba a mencionarlo.

-fue una muy linda cena-sonrió mamá cuando estuvimos todos en la sala- estoy muy feliz- dijo sonriéndome. Se acercó a mí y me abrazó besándome ambas mejillas.- descansa mi niño- me sonrió. De a poco todos fueron subiendo hasta dejarnos a bella y a mis solos en la sala.

-ha sido una larga noche- sonrió abrazándose a mi pecho- un largo día y una larga noche-

-si amor-suspiré abrazándola-mañana va a ser otro día, seguramente vamos a estar más tranquilos mañana- sonreí. Besé su cabello.

-pero... ya sabes, sino quisiera que este día acabe aun...- murmuró alejándose de mi para verme a los ojos. Sonreí y recargué mi frente en la suya

-respecto a eso... te quiero proponer algo- dije

-estoy segura de lo que quiero- aseguró. Sonreí besando sus labios

-no digo que no sea así, digo que... no estoy seguro de hoy después de semejante día pueda responder como quisiera- admití

-oh... siento esto, no quise... no quise sumar más presión es decir yo- la callé con un beso

-dios, te deseo como no tenes idea -susurré contra sus labios-no sabes cuánto- dije besando su cuello- pero... que te parece si esperamos al fin de semana, allí en Seattle, alejados de todos, solo nosotros-murmuré rosando sus labios con los míos-quiero... oírte gritar cuando llegues al orgasmo conmigo dentro-

-Edward-suspiró besándome

-eso es un sí?-pregunté

-si-sonrió pasando sus brazos por detrás de mi cuello.-que bueno que ya estemos a martes-suspiró

-claro que si- reí tomándola en brazos estilo novia. Soltó un gritito, me carcajee.

-idiota- me golpeó el pecho riendo antes de acurrucarse contra mi cuerpo

-pero me amas- reí

-muchísimo- asintió

-no más que yo- dije besándola para evitar que protestara. Sonrió acurrucándose y me besó el cuello.

Una vez dentro del cuarto la puse sobre sus pies y se giró mirándome por sobre el hombro

-me ayudas con el vestido?-preguntó ruborizada. Sonreí besándole uno de los hombros descubiertos y comencé a bajar la cremallera del vestido besando la piel que quedaba libre. El montón de tela azul calló a sus pies dejándola solo en braguitas y sostén de encaje negro. Sonrió girándose para ayudarme a mí con la camisa.

-hermosa- dije rosando sus caderas- ahora me arrepiento de tener que esperar tantos días-suspiré dramáticamente mientras me quitaba la camisa dejándola al lado de su vestido en el suelo.

-lo siento amor, pero ahora me agradó la idea de Seattle- rió soltando mi pantalón y rosando a propósito mi erección. Suspiré cerrando los ojos para no gemir. Estaba seguro de que no iba a poder darle un orgasmo decente esta noche. Me sonrió cuando volví a abrir los ojos.

Me puse sobre mis rodillas para quitarle los zapatos antes de quitarme los míos y mis calcetines. La besé llevándola hasta la cama, la senté allá y fui a buscar una remera mi para que usara esta noche, a pesar de tener pijamas suyos ambos adorábamos cuando usaba mi ropa.

Sonrió cuando me acerque a ella y me arrodillé entre sus piernas. La besé y desabroche su sostén tirándolo en el suelo. Besé una vez cada uno de sus senos y le pasé la remera. Me sonrió mientras se la ponía y tomó mi mano para ponernos de pie y meternos dentro de la cama bajo las mantas.

Me llamo  Edward Cullen, y tengo leucemia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora