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El día comenzó nublado, nada nuevo, casi todos los días eran así en aquella ciudad, pero este día era más frío de lo normal. "probablemente nieve" pensó nuestro querido Gilbert, un chico albino de ojos carmesí. Alguien muy amistoso y bastante impulsivo y aún así sus manos poseían un tacto delicado, como si todo lo que tocase fuera tan frágil como una mariposa.
Abrió la puerta y volcó el cartel para que ahora mostrara "abierto" sus movimientos a partir de ahí eran mecánicos, como si estuviera programado para hacer todo eso mientras su cabeza pensaba en cosas menos triviales.
Se sacó el abrigo que tenía y se puso sus lentes para comenzar a trabajar en una pequeña caja musical que tenía unos engranajes rotos. Reparar esas pequeñas cajas era lo que más le gustaba, solía armarlas y desarmarlas de pequeño y en el momento que nació su hermano reparar sus juguetes se había vuelto no solo un deber, también su pasatiempo.

Tomó una que se encontraba en el mostrador y la miró con atención- vaya, parece que tienes muchos años encima —el diceño era bastante antiguo, algo que no solía ver mucho—. Tomará un tiempo para que funciones como antes.
Comenzó a desarmarla, sacando engranajes y poniendo nuevos en su lugar, atornillando y desatornillando.

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El tintineo de la campanilla hizo que su vista se fijara en la puerta, era aquel hombre otra vez. Tenía el cabello castaño, ojos verdes olivo y una piel algo morena.

— buenas tardes -saludó mientras acomodaba sus lentes—, ¿hay algo que pueda hacer por usted?

El hombre sonrío para luego suspirar con pesadumbre— creo que sabes muy bien a lo que he venido —siempre se le notaba abrumado, como si tuviera mucha presión encima suyo, intentando cumplir espectativas ajenas a sus sueños y deseos. Se acercó al mostrador y puso esa caja de madera con forma de corazón encima—. Es realmente triste tener que traerla tan seguido.

— me carcome la curiosidad —desde hacía un para de años que su historia había sido un misterio para él y saberla parecía un sueño— ¿puedo preguntar por ella?

— es algo que tienes derecho a saber, ciertamente —rió algo incomodo y se dispuso a contarle lo poco que sabía—. Esta caja es muy especial para su dueño, es lo poco que tiene y ama con el corazón. Sé que parece ilógico que diga eso y cada vez tenga que traerla aquí, pero creeme, el cariño que le tiene es infinito. Si está rota no es por su culpa, es tan solo que no puede controlar muy bien sus emociones, las siente tan fervientemente que no es capaz de pensar con total claridad —sus hombros dejaron de ser firmes y bajaron con lentitud—. Su corazón se ha desilusionando tantas veces que a perdido la fe en si mismo y los demás, dice que el amor no es para él, que no está destinado a amar y ser amado. Llorar en las noches se ha vuelto recurrente y es tan doloroso escuchar sus sollozos, hasta ahora nadie ha sido capaz de sacarlo de esa desgracia y yo, tan solo soy un simple servidor suyo, un amigo que se ha visto frenado ante la muralla de soledad que el solo ha construido a su alrededor, no he podido hacer mucho más que intentar demostrarle mi cariño.

No se atrevió a decir nada, estaba realmente sorprendido, nunca se ubiera imaginado que algo así estuviera relacionado con aquella simple caja musical.

— en fin, no planeo deprimirte más con eso, pero si te interesa puedo seguir contándote, después de todo es bueno sacar el peso de cargar con eso hablando —se separó del mostrador y fue caminando hacía la puerta, cuando una de sus manos estaba en la perilla volteó a ver al albino— ten un buen día...Gilbert.

— veo que ya te aprendiste mi nombre, Antonio —una pequeña risa salió de sus labios—. Ten un buen día igualmente y puedes volver pasado mañana.

Luego de eso el castaño salió con una pequeña sonrisa y se alejó caminando, perdiéndose entre la gente que por ahí iba.
Por otro lago Gilbert aún sentía curiosidad, ¿a quien le pertenecía la caja?, ¿que causaba sus penas?, ¿sería a caso alguien de edad avanzada o solo una persona de corta edad? Todas esas preguntas se fueron disipando en el transcurso del día, aunque de rato en rato volvían a salir a flote y lograban distraerlo de sus acciones.

Cuando la noche cayó decidió que ya era hora de volver a casa, y para sorpresa de nadie el camino se encontraba lleno de nieve mientras que del cielo aún caían algunos copos. "Bueno, al final nevó toda la tarde" el frío que antes ya parecía extremo ahora era peor y al no contar con nada más que una gabardina su piel se congelaba lentamente.

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Abrió la puerta con su mano temblorosa, haciendo que un par de veces no pudiese encajar la llave en la cerradura, apenas la puerta estuvo abierta entró y sintió que el calor se apoderaba de su cuerpo, cerró la puerta hechandola llave otra vez.

— llegué —dijo probablemente para nadie más que su gato—, Ludwig si es que estás aquí dime por favor que hiciste la cena porque estoy muerto de hambre y demaciado cansado para cocinar —realmente no esperaba respuesta alguna, conociendo el horario de su hermano sabía que era probable que no hubiera llegado aún.

— en eso estaba, brüter —dijo un rubio, con unos lentes de forma rectangular, que se secaba las manos con una toalla mientras se asomaba por la puerta de la cocina—, llegaste más tarde de lo que esperaba ¿pasó algo?

— kesese no te preocupes, solo me entretuve un rato —sonrió y se sacó el abrigo (si es que este merese ser llamado así, pues no había cumplido con su deber), dejándola en el perchero—. Me iré a dar una ducha y cenamos.

— claro, no sé si te importe, pero me tomé la molestia de ordenar tu cocina —se acomodó los lentes y suspiró—, dime que haces para que todo eso esté tan caótico.

— rara vez uso la cocina, desde que te "mudaste" compro la comida hecha, no tengo mucho tiempo para cocinar y solo cuando tú vienes se usa —subió las escaleras y se dirigió a darse una ducha.
Mientras la tina se llenaba de agua las preguntas volvieron a surgir, haciendo que su estómago se revolviera de golpe y muchas ideas llegaran como una bala a su cabeza, parece que esa noche le tomaría tiempo comer.

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Espero que esto sea de su agrado, me estoy esforzando para poder hacerlo de una buena manera y comprensible.
Sin más que decir, nos vemos en la próxima actualización ^^

La Mecánica Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora