Live In The Paradice

La Bienvenida

Ubicación: desconocida

Fecha: 13/02/2019

Hora: 03:30 AM

Si tuviéramos que describir este lugar con una palabra, seria sin ninguna duda costoso. Una mansión rodeada por un frondoso bosque de coníferas.

Parecía deshabitada, pero en el living de la mansión, de un segundo a otro, personas empezaron a aparecer de la nada. Emergían del piso enlozado de madera, un total de seis personas aparecieron y se miraron entre sí.

Ninguno habló. Fueron convocados y allí estaban como los perritos obedientes que eran. Se distribuyeron por la sala, se sentaron y permanecieron en silencio, uno muy incómodo.

Pasaron las horas... una... y después otra. Estuvieron al menos cinco horas allí. Para ese entonces el ambiente ya se había vuelto mucho más agradable. Conversaron, desayunaron e incluso vieron un poco el noticiero local. Las personas presentes en esa sala, estaban esperando a la deidad que vendría a hacerles un anuncio.

- ¿Alguno de ustedes sabe a qué hora llegará? Tengo programada una reunión con el personal del restaurante en una hora y no me apetece cancelarla. -

El primero en romper el silencio de unos minutos fue Kyle, un chico que no aparentaba más de veinte años, su estatura rondaba los 180 centímetros, su piel es oscura, labios carnosos, nariz ancha, ojos marrones y pelo corto negro. Su presencia era algo intimidante, ya que su musculatura era voluminosa, vestía una remera blanca con una chaqueta de campo verde militar, esto era combinado con jeans negros y botas militares negras.

Al chico se lo notaba sumamente incomodo e inquieto, se podía ver a leguas que él no quería seguir ahí. Estaba más que claro que la situación no le traía buenos recuerdos.

- Ya debería haber llegado... al parecer le divierte hacernos esperar. Solo espero que el que nos está haciendo quedar como tontos sea Yael y no Axel... porque si no... juro que lo voy a golpear hasta que desee morir. - Mientras hablaba, se sentó en el piso, cruzo los brazos y empezó a tamborilear sus dedos, su expresión era de irritación pura, ceño fruncido y labios apretados que se volvieron blancos por la presión.

La persona que respondió a la pregunta de Kyle, fue Karlen, aparentaba unos 20 años, su altura rondaba los 170 centímetros, piel clara manchada con pequeñas pecas, labios finos, su ojo derecho estaba tapado con un parche, pero su ojo izquierdo era de un hermoso verde oliva, su pelo era rojo rizado y un poco largo. A diferencia de Kyle, este no era tan robusto, de hecho, parecía incluso inofensivo. Vestía una remera turquesa y por encima de ella un hoody color crema, esto combinado con unos vaqueros color beige y unas slip-on blancas/turquesa.

- Tranquilo... no hay necesidad de recurrir a la violencia... no por ahora al menos. - Ella era Arinka, se notaba demasiado cómoda recostada en el regazo del que parecía ser su pareja, éste, desconectado de todo y sentado en el sillón, se limitaba a hacerle trencitas a la chica.

Arinka parecía ser la más joven del salón ¿tenía 17 quizás? Era difícil de deducir. Al parecer tiene parentesco con Karlen ya que sus rasgos faciales y corporales eran prácticamente iguales. Lo que más los diferenciaba, era que ella no era tan alta, aunque de seguro llegaba a los 165 centímetros, sus dos ojos relucían con su color verde oliva y su cabello largo hasta por debajo de los omoplatos, rojo y rizado estaba siendo trenzado por el que parecía ser su pareja. Vestía un suéter color blanco y una falda larga negra, estaba descalza, pero las sandalias negras que estaban bajo la mesa ratona de seguro le pertenecían a ella.

El chico, se llamaba Nicolas, al igual que los demás, no parecía tener más de 20 años. Medía unos 170 centímetros, su piel pálida, su cabello blanco largo hasta la espalda baja que estaba trenzado hacia un costado y sus ojos rojizos, dejaban en claro que éste padecía de albinismo. Vestía una camiseta gris, sobre esta llevaba una campera de jean negro, unos jeans gris oscuro y unas zapatillas negras completaban su atuendo.