Capítulo 1: Cita

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-Buenas tardes doctor- dijo Evelyn entrando a la oficina del Sr. Densell.

Densell pega un salto, casi lo sorprendía consumiendo los antidepresivos que esconde en su estuche de lentes que, por lo anterior, nunca se los quita.

-Ejem... - guarda su estuche en el bolsillo de su saco gris - Sabe, es de muy mala educación entrar sin tocar señorita.

-Pero... Afuera decía "Pase con confianza". Ahora que veo, lo interrumpí en algo importante.

-No, no. Quizá mis colegas lo pusieron para molestarme, piensan que no hago mi trabajo bien. Tome asiento, por favor.

-De antemano, le pido disculpas doctor. - pone su mano en el pecho mostrando su sinceridad.

Densell se levanta un momento para acomodarse el saco, su perfil siempre lo vió muy por encima a los demás. Se sienta con clase y se quita el polvo imaginario de su hombros.
Evelyn nota esta presentación algo exagerada, aprecia que es de esos hombres que se creen muy refinados apesar de su salario (nunca le cayó bien la gente altanera), sólo vistiéndose bien con trajes de doscientos dólares o menos para dar una buena impresión.

-Muy buenas tardes, señorita - se pone recto en su asiento para saludarla cordialmente - ¿Con quién tengo el gusto de tratar hoy?

-Yo... Ejem. Soy Evelyn Carter, pero yo no soy quien necesita terapia.

-¿No? -cruza las piernas para más comodidad - Entonces, ¿a qué se debe su visita?

De una cara hermosa y seria, Evelyn torna su rostro en una agobiante y deprimida.

-Las verdad es que - se detiene para aclarar sus voz - mi hijo es el que necesita ayuda.

-Ya veo. ¿Que edad tiene su hijo?

-Acaba de cumplir 16 años hace tres días.

-Hm. Probablemente será un problema de Depresión, Ansiedad, Bipolaridad. Ya sabe cómo son los jóvenes, creen que tienen el todo el mundo sobre sus hombros.

Densell se ríe levemente, parece que si le dio gracia y también es señal de que los antidepresivos ya estaban haciendo efecto.
Evelyn se estaba sintiendo incómoda, apesar de lo calmado que se veía el Sr. Densell, sentía algo raro en el y no por el hecho de que el estuviera casi drogado.

-Yo nunca fui así de niña, yo luche toda mi vida desde que salí del útero, sin quejarme ni inmutarme. Al menos me gusta considerarlo así.

-¿Tiene esposo señorita Carter?

-Ah. - despavila de sus pensamientos - Si. Su nombre es Kenneth.

-¿Te apoya? - su voz se tornó algo seductor en este punto - Digo, con tu hijo y su comportamiento.

-Tanto él como yo hemos querido ayudarlo, hasta ha llorado cuando nos vamos a la cama, me da miedo de que algún día nos deje sólos a mi hijo y yo...

Su ojos reflejaban un vacío notable, siempre tenía la mirada apaciguada. El doctor vé esto como la oportunidad para consolarla, aunque no para una buena intención.

-Vamos, calma. Si eso algún día llega a pasar, siempre habrá millares de hombres a escoger, o quizá el indicado este enfrente de sus ojos y no lo sepa.

Evelyn se estaba sintiendo cada vez más incómoda, no era estúpida. Esa indirecta era estúpidamente directa, pero tenía que ser fuerte, urgía buscarle ayuda a su hijo.
Respiró profundo, exhaló muy fuerte, casi bufando y prosiguió.

-Con todo respeto, Sr. Densell. Desde niña fui muy independiente. Y no creo que ahora será diferente. Amo a mi esposo, y si algún día llega a irse, no lloraré, no me enfadaré. Estaré para mi hijo quiera o no quiera, así que le pido de favor que tome su trabajo en serio.

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