La historia de mi depresión

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"-¿Y cuál fue tu error?- preguntó Dios al final.

-Pues... Me dejé influenciar por los demás- le respondí avergonzada por mis actitudes pasadas.

-Lección aprendida.- extendió sus cálidos brazos para que finalmente yo pudiera descansar en paz."

Me había cortado las alas, así que ya no podía volar, y me odiaba tanto que al caminar me trababa los pies; estaba destruida, sentía la necesidad de un bastón para así poder caminar, y cuando éste bastón se rompía inmediatamente buscaba otro, ¡necesitaba el bastón, ese apoyo emocional, lo necesitaba!

Un día a mí llegó un bastón, encontré en él otra razón para sufrir, como con los anteriores, pero él se volvió rápidamente, fácilmente en algo fascinante, algo preciado, y me dije a mí misma mientras me derrumbaba otra vez frente a él:

"¡No quiero! yo no quiero sólo apoyarme en él, ser una carga... se siente horrible..."

Dios me encontró ahí donde estaba, inmersa en mi mundo plagado de desgracias, me apartó de todo y de todos a quienes quería, o eso creía. Me dijo que todo lo que sentía era falso, excepto la tristeza, la cual se alojó en lo más profundo de mi corazón hacía mucho tiempo. Yo... no quería creer lo que me decía, resistí, me revelé, como un toro molesto (vaya comparación), pero es que no quería alejarme de él, mi único apoyo emocional. Lo busqué y encontré, estaba tan indefenso, llorando justo como yo cada noche en mi habitación helada y oscura, lo abracé. "Todo estará bien" le dije. Ese momento me marcó, me hizo abrir los ojos. Él es igual a mí, a excepción de que sentía tanto amor en su corazón que se hizo el fuerte y me apoyó a pesar de que apenas podía con sus sentimientos. Entendí, que era mi momento de ser su bastón; pero la orden de Dios fue muy estricta, no me dejó permanecer a su lado, pues estaba rota, primero necesitaba arreglarme. 

Tal vez al principio fue un capricho, tal vez... pero sé que desde que lo encontré se sembró en mí la semilla del amor, y ésta creció tanto que la tristeza no tuvo más remedio que dejarse marchitar, desde el día en que esa semilla se plantó en mi corazón lo amé cada día más, y cada día más empecé a amar todo lo que me rodea y me arreglé; fue fácil, y quien diga que no lo es, miente, pues el amor y la felicidad siempre están ahí, sólo tienes que dejar que entren.

Yo cometí ese error, el de dejar que las opiniones de los demás fueran más importantes que mis propias ideas, y ese error me costaron mis alas, pero, aunque no puedo volar, nada me impide caminar, lentamente, al lado de mi amado. Caminaré a su lado, si él me lo permite, por siempre.



Ésta es la primera historia que publico en Wattpad, espero que les haya gustado y que  la reciban con los brazos abiertos

Ángeles sin alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora