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7:19am

—Hola hola hola— subí al auto algo atorada con todo en las manos, pareciendo bastante torpe la verdad.

—Hey, buenos días, ¿por qué el apuro?— Ryan sonrió de lado al verme subir al puesto del copiloto.

—Te hice esperar mucho tiempo— enseguida lo miré a los ojos parando todo lo que hacía para tratar de organizarme.

—Para nada— seguía sonriendo inocentemente.

Como pude me acerqué a él para dejar un corto beso sobre sus rosados labios.

—Entonces vayamos al trabajo— dicho esto puso el auto en marcha.

Mientras yo aún trato de organizar todo lo que tengo encima y por supuesto ponerme el cinturón de seguridad.

—Ry, nos vamos a mudar— lo miré de reojo mientras conduce.

¡Damn! Este chico si que luce guapo al volante, es un acto excitante sin necesidad de ser sexual.

—¿Cuándo?¿Para dónde?— me miró de reojo mostrando un poco de confusión ante lo que dije.

—Aún no sabemos cuando, ni para donde. Pero tranquilo, fuera de California no será— sonreí al mismo instante que pongo mi mano sobre su pierna. Él me miró a los ojos y una hermosa sonrisa se formó sobre la comisura de sus labios.

Su mano derecha se retiró del volante para ponerla encima de mi mano y entrelazar nuestros dedos mientras su pulgar acaricia mi mano con bastante suavidad.

—¿Por qué han tomado esa decisión?

—Mi papá sabe donde vivo— casi murmuré.

—¿¡Qué!?— se sobresaltó un poco.—Sam... ¿por qué no vienes a vivir conmigo? Siento que estás más segura, digo, sé dar golpes— estaba bastante serio para lo gracioso que me pareció lo que dijo.

Y no pude evitarlo, pues solté una pequeña risa.

—¿Qué da risa? En serio— me miró de reojo.

—Sé que lo dices en serio amor— lo observé.—Solo que... nunca te he visto pelear, e imaginarlo fue gracioso— volví a reír.

—¿Es porque no tengo tanto músculos?— alzó sus cejas algo ofendido.

—¡Para nada! Tu estás perfecto— mordí mi labio inferior suavemente.

—¿O lo dices para hacerme sentir bien?— frunció el ceño.

—¡No no no!— me reí.—Amor, eres el novio más guapo del mundo. Todas deberían tener envidia, porque solo eres mío y eso me tiene loca de amor.

Ryan detuvo el carro en el semáforo y enseguida se volteó a verme a los ojos.

—Que hermosa eres— sonrió cortamente.—Y digo, en serio eres hermosa— comenzó a detallar la comisura de mis labios. Y eso estaba matándome lentamente.

Al parecer los dos pensamos lo mismo, porque ambos nos acercamos para juntar nuestros labios en un muy lento beso, que fue finalizado al oír las bocinas del auto de atrás esperando por nosotros, ya que el semáforo se había puesto en verde.

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