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El día estaba realmente soleado y caluroso, era solamente el segundo día y el anterior había estado helado, había llovido por horas e incluso las nubes habían cubierto todo el cielo sin dejar rastro alguno de luz, solamente las nubes dándole paso a un día sumamente gris. Ahora, el día se encontraba caluroso, el sol brillaba más que en todo el año.

Su vista se encontraba en su pupitre, el profesor aún no se había presentado y todos estaban hablando o saludándose con algunas personas. Al parecer se conocían o algo por el estilo, todo el mundo se veía relajado, menos él. Por alguna extraña e irreal razón no dejaba de pensar en aquel idiota de cabello rojo que lo había ayudado el día anterior. No es como si se hubiera enamorado o algo por el estilo, simplemente había algo de ese sujeto que le incomodaba y le molestaba, no sabía qué era, no estaba seguro de siquiera suponer de qué se trataba, pero aún así intentaba descubrirlo. Cuando su rostro se le cruzaba por la cabeza un extraño escalofrío le recorría toda la espina dorsal provocándole un leve temblor. Le agobiaba siquiera recordar el nombre de aquel chico, no estaba seguro de querer verlo de nuevo o de siquiera estar preparado para ello, se sentía sumamente inútil.

La puerta del salón se abrió sacándolo de sus pensamientos. El profesor llegaba tarde, pero su mundo se le fue a los pies en cuanto sus rojizos ojos se dirigieron hacia la entrada del salón. De nuevo ese escalofrío que le llegaba hasta la médula y le provocaba querer esconderse por toda una vida, se sentía extraño y quería salir del salón, le incomodaba. Pudo verle ahí en la puerta, entrando sin dirigirle la mirada a ninguno de los presentes, simplemente se dirigió hacia un pupitre vacío y ahí colocó sus cosas. Nadie parecía haberse percatado de la presencia de aquel chico en el salón, simplemente continuaron en lo suyo. Pero él se encontraba inquieto e incómodo, intentaba no mirarlo pero no podía. Su blanca piel se veía extraña, tanto que incluso ese chico parecía enfermo, Bakugo no estaba seguro de qué tan sano estuviera. Tragó saliva y sintió casi como si hormigas recorrieran su cuerpo de pies a cabeza dándole cierta incomodidad por la cual quería salir corriendo de ahí, pero obviamente eso sería completamente irresponsable de su parte por lo que decidió no hacer nada más que dirigir su vista al frente aunque se le dificultara. Aquel pelirrojo tenía cierto magnetismo extraño que no entendía ya que no podía despegar su mirada de él, se sentía un idiota, un idiota que no dejaba de actuar de forma sumamente rara.

La clase comenzó como lo haría usualmente o eso fue lo que pensó ya que desde que estaban ahí era la primer clase que tenían, el día anterior al ser el primero se les había permitido tener un día libre. No estaba seguro de qué era lo que se estaba diciendo o qué temas iban a tratar a lo largo del año, todo lo que el profesor estaba informando le parecía sumamente irrelevante a pesar de que probablemente era una de las cosas más importantes en ese preciso momento. Su cabeza continuaba en el chico que se encontraba algo lejos de él, maldita sea, quería irse de ahí, también quería continuar mirándolo pero no podía, no debía. Era una extraña contradicción el querer verle todo el tiempo y a la vez querer huir de él, casi como si pudiera hacerle daño, cosa de la que no estaba seguro considerando que el día anterior lo había salvado de quebrarse algún hueso.

La clase terminó y el receso dio inicio. Miró por encima de su hombro, Deku parecía tener amigos y estar animadamente hablando con ellos mientras él solamente se disponía a encogerse en su lugar sintiendo cómo necesitaba salir de ese salón, pero si lo hacía quizá se iba a arrepentir. Buscó con una mirada disimulada a aquel chico de cabello rojo, por fin pudo verle haciendo algo más que estar solo. Ahora se encontraba hablando con un chico de cabello violeta, el chico llevaba ojos cansados y unas cuantas bolsas oscuras debajo de los mismos, su cabello parecía un completo desastre y su mirada no se veía muy amigable. Él no podía opinar mucho al respecto, no era como si su mirada fuera de muchos amigos, él simplemente tenía siempre el mismo odio en sus ojos, pero aquel chico de cabello violeta le causaba cierta incomodidad, pero no era con la misma intensidad con la que Kirishima se la provocaba. Al parecer ambos eran amigos, se habían acercado el uno al otro y habían comenzado a hablar, sin embargo, a pesar de que absolutamente todos se encontraban comiendo algo o buscando dinero para poder proveerse de alimentos, esos dos simplemente hablaban y nada más que eso, no comían, no bebían, nada. Estaban ahí, el uno junto al otro. Kirishima parecía entristecido por algo, pero el chico a su lado siempre mantenía la misma mirada, esa mirada que parecía indicar que no estaba sintiendo nada en aquel preciso momento.

beber de tu sangre; bnha vampire auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora