II

232 24 3
                                    

El tiempo corre, decide. —Jackson se impacientaba, aunque había una sonrisa llena de mofa colgando en una comisura de sus labios.

De cuerdo. Iré. —Eso fue todo lo que necesitó.

Ordenó que JaeBeom avanzara hasta ponerse a su lado, un poco detrás. Podía percibir aún la tensión y el rechazo en el humano, resistiéndose como un caballo lo haría ante unas riendas que no quiere obedecer pero se imponen a él y terminan sometiéndolo. Esa ira contenida era tan deliciosa, tan particular. Jackson sentía como su propia energía demoníaca se alteraba, ansiosa, revoloteando al rededor.

Pero, señor... —Bambam empezaba a protestar cuando fue interrumpido por un gesto del joven monarca para que no desestimara su juicio y sus decisiones. Jia Shuai tenía los ojos fijos en él, estudiándolo. A Jackson le gustaba aquello, el brillo de interés por su naturaleza, mezclado con la amenaza implícita de no atreverse a hacerle daño al humano. Mark era el único que parecía tranquilo y ajeno, observándolo todo desde su sitio en uno de los bordes del círculo mágico, pero su mirada era a la vez, la más pesada.

No dio explicaciones, no las necesitaban, no las merecían y a él no le gustaba darlas. Cuando fue el momento, donde convergían los hilos de los mundos como las agujas de un reloj, reunió toda su concentración, sus manos rápidas, adoptando una serie de posiciones mientras sus labios se movían en palabras inarticuladas, creando los vínculos, terminando de alinearlos. Rompió las ataduras que ellos habían puesto para retenerlo allí de ser necesario y cuando bajó la cabeza, simplemente se "esfumó" ante sus ojos, llevándose al pelinegro consigo.


JaeBeom por acto reflejo cerró sus párpados, soportando una repentina sensación de náusea y desprendimiento de sí mismo, abriéndolos cuando sintió que todo volvía a estabilizarse a su al rededor y también bajo sus pies. Primero uno, con el que observó tanteando la zona y después el otro cuando estuvo seguro de que no vería nada aterrador, justo como haría de pequeño.

En seguida se descubrió maravillado por lo que suponía, debía ser el cielo de aquel lugar, empezaba en un turquesa que iba en degradado hacia el violeta y terminaba en un discordante naranja, como una suerte extraña de atardecer, pero lo que más le fascinó fue la luna. Se adivinaba la circunferencia completa, aquello que faltaba, pero solo un cuarto de ella estaba llena, haciéndola parecer una sonrisa que producía una mezcla de escalofríos y fascinación, una como la de aquel demonio, y a la vez como una sonrisa forzada, demasiado perfecta, un poco maliciosa o psicótica.

Es mi luna. —La voz llegó flotando desde algún lugar cerca suyo, sacándolo de sus pensamientos. Buscó la fuente, encontrándose con el demonio a unos centímetros, seguía la dirección que ocupó su mirada hasta hace un momento. Lo había olvidado por completo, así que rápidamente volvió a su actitud reacia.

Cuidado. La atracción de este mundo hacia los humanos es muy fuerte. —Aquel ser se movió hasta quedar en frente suyo, todo su aroma envolviéndolo, ése mundo no era lo único que emanaba una fuerte atracción hacia él.

JaeBeom no sabía porqué pero sentía que todo allí le llamaba, incluso la magia que rodeaba a Jackson se sentía familiar, como si deseara enredarse con él.










Jackson llevó una mano hasta el rostro del príncipe, cuidando que su movimiento no fuera demasiado brusco, deteniéndose por un segundo al ver el indicio de retroceder por acto reflejo en el otro, continuando cuando se contuvo, hasta rozar con la yema del índice aquel par de lunares sobre su párpado. Quería hacerlo desde que los vio. Eran hermosos como dos pequeñas lunas, tan particulares.

Quédate cerca. No dejes de tocarme. Los humanos no deben estar aquí. —Susurró un par de instrucciones y una advertencia.

Se hallaban en un claro cubierto por hojas secas, un bosque que parecía sumido en un otoño perenne, vestido con tonos ocre y sonidos demasiado apagados, algunas ramas desnudas, el frío predominante sobre la calidez. El viento estaba inusualmente silencioso, como si hubiese contenido la respiración. Era parecido al bosque en el que habían estado hasta hacía unos segundos pero a la vez, completamente diferente. Escalofriante y fascinante de un modo retorcido.

Demon's King • JackBeom Donde viven las historias. Descúbrelo ahora