Bakugou se considera así mismo como el futuro héroe número uno. La encarnación de la victoria misma. La cúspide terrorífica de los villanos. Para ello, se prepara junto a dos aliados indeseables, quizá, los peores que le pudieron dar. Cada uno por diferentes motivos. El primero de un rostro estúpido, con gestos desesperantes de puntos encarnados sobre su nariz y mejillas. El otro y más peligroso, un joven de apariencia apática sin chiste, cabello en desacuerdo blanco y rojo, de ojos bicolor que le recuerda al mar y la roca, calmado y fuerte, de brazos abatibles, con una sonrisa inquietante que le causa un brinco cada que se dirigía sin mesura en su campo de visión para contraerlo sin piedad. En definitiva, Todoroki era un mayor problema.
Últimamente todo iba de mal en peor. Inevitable, no era que Todoroki repartiera sus irritables encantos sobre la marcha desde que empezaron con la pasantía, ni siquiera tratándose de esa ridícula cara indiferente en la cena navideña, poniéndole en bandeja de plata una oportunidad de oro donde no pudo negarse. No supo cuando fue que comenzó a lucirse frente a él con estos sentimientos, que si bien eran una molestia grave también eran un tesoro. Ya no lo negaría, no para sí mismo: estaba enamorado.
Eran un alivio los exhaustivos entrenamientos con la heroína Burning que mataban el hambre, la sed y la visión de esos ojos impares cromáticos que relucían entre cada ataque de bloqueo frente a las paredes de los edificios bien simulados desfigurandose para salvar al ciudadano hipotético lo suficiente para poder actuar tan desalmado como siempre.
-Deben aprender a ser más rápidos, Shoto, Bakugou; fluyan con la situación. Combinence.
¿Combinarse? Qué fácil podría lograrlo. Si tan solo pudiese siquiera dirigirse a él sin transgiversar sus palabras. Sin necesidad de parecer iracundo. Si él pudiese verlo de la forma con la que el rubio lo miraba. Sería en serio feliz.
-¡Midoriya! A tu derecha.
Asqueroso. Unos pequeños mareos irracionales se reflejan en su temple. Todoroki alcanza a sostener una pieza de metal semi fundida del lado de Deku evitando su caída. Midoriya agradece con gesto conciliador. Todoroki responde con una sonrisa.
Si tan solo hiciera lo mismo por él. Pero que llegase a hacerlo declararia una torpeza inusual y eso en definitiva era imperdonable para sí mismo.
Vuelve a retumbar en su garganta la misma sensación. Un golpeteo de palabras retorcidas y románticas que se amordazan en su tráquea.
- Shoto, en una situación donde el enemigo puede o no saber sus identidades o debilidades, es ideal que siempre se nombren por su imagen de héroe.- aclara Burning con voz autoritaria.
Todoroki asiente, le observa por unos segundos y retoma su camino deslizándose con cautela sobre su hielo hacia otros peldaños maltrechos, rescatando a uno de los ayudantes que fingía ser una persona en problemas.
Bakugou sonríe con desdén pero sabe que detrás de aquello hay una preocupación genuina por como ha decidido nombrarle sin tapujos al otro.
-El entrenamiento terminó trío de tortugas. Vayan a ducharse y dormir. Mañana los espero temprano para trabajo de campo.
Los tres auxiliares observan con gesto cansado su manera de hablar. Al menos Bakugou lo hace. Burning solo asemeja un despido de mano y un guiño de victoria.
Midoriya y Shoto caminan frente a él con alegría particular, contándose los pros y contras de su entrenamiento, Katsuki ni siquiera se molesta por hacerlos a un lado o gritar por la inutilidad de su compañero de traje verde. En cambio posa su mano sobre su propia garganta con todo y guante, sabe que se siente áspera por dentro. Una mordaz sensación de algo viniendo, se hace presente cuando ve a Todoroki deteniéndose para mirarle.
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Hanahaki: El Grito De Una Flor.
FanfictionDesde que Bakugou puso sus ojos en él, su anhelo se vio atorado dentro de su garganta. Una influencia amena y prohibida corroe dentro de su ser mientras se deleita a salir por medio de bellezas florales, que le queman y le deshacen, como su amor por...