"𝕷𝖆 𝖎𝖒𝖆𝖌𝖎𝖓𝖆𝖈𝖎𝖔́𝖓 𝖊𝖘 𝖑𝖆 𝖚́𝖓𝖎𝖈𝖆 𝖆𝖗𝖒𝖆 𝖊𝖓 𝖑𝖆 𝖌𝖚𝖊𝖗𝖗𝖆 𝖈𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆 𝖑𝖆 𝖗𝖊𝖆𝖑𝖎𝖉𝖆𝖉" ────── 𝑳𝑬𝑾𝑰𝑺 𝑪𝑨𝑹𝑹𝑬𝑳𝑳
En este libro puedes encontrar historias de tus famosos/as preferidos/as, tus personajes liter...
Tu llegada al condado de Hope fue tranquila para ti, pero la noticia de una nueva residente llegó a los oídos del que denominan, The Father.
El predicador envío a sus fieles seguidores a por ti con el avisó de no hacerte ningún daño sino se las verían con él .
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Después de una conversación con él, tus creencias hasta ese momento empezaron a desmoronarse y empezaste a seguir sus creencias, e ir a sus misas. Mientras él te pidió que ayudaras a la causa, curando a los heridos por culpa de la Resistencia, ó los que todavía no aceptaban sus pecados y se enfrentaban al menor de la familia.
John, The Inquisitor, fue el segundo al que conociste, el pequeño de la familia Seed.
Él fue el que te bautizó para entrar en La Puerta de Edén, no sin antes exponer todos tus pecados en tu piel con hermosos tatuajes que diseño desde cero el ojiazul.
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La primera vez que os visteis surgieron chispas entre vosotros, pero no sabias de que, al principio creíste que era de rivalidad entre los dos. Porque hay que decirlo, John es muy competitivo.
Pero dia tras dia ayudándole a que las personas aceptaran sus pecados, os fuisteis conociendo y acercando. Para vosotros dos eso tardo un largo tiempo, sin embargo solo transcurrieron pocos días, en los que descubristeis una forma más rápida de que los pecadores confesaran sus errores. Sin embargo, eso no quita que sea el doble de doloroso para esa persona.
Luego estaba Jacob, The Soldier.
Al principio te alejaba de él, se mantenía frio cuando hablabais de los soldados heridos.
No te quería dañar con su temperamento, te veía tan inocente para ese mundo que trataba de alejarte todo lo que podía pero tu no ponías distancia entre vosotros, haciendo que el pelirrojo se ablandará contigo.
Te conto todo lo que vivió en la guerra, todos sus traumas. Y tu le ayudabas en todo lo que podías, dándole consejo y apoyo a un hombre herido de mil formas.
Asi como también, te enseño a defenderte por si alguno de la Resistencia conseguía llegar a ti para hacerte daño ó hacer daño a alguno de los hermanos.
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Para los tres hermanos eras su joya, un tesoro que descubrieron por sorpresa.
Todos te protegían con su vida y te enseñaban todo lo que podían, te querían mucho.
Al principio solo eran encuentros con John, después de una noche de fiesta y alcohol creíste que te habías acostado con John pero a la mañana siguiente te encontraste dormido a Jacob totalmente relajado sin ninguna pesadilla que le atormentase.
El ultimo fue Joshep, te alejabas de sus coqueteos ya tenias un lio en la cabeza por estar visitando la cama de dos de los hermanos, no necesitabas que aumentara tu dolor de cabeza con el tercer hermano también. Lo que no sabias es que el encanto Seed es más fuerte que tu propia fuerza de voluntad, acabaste cayendo en su coqueteo pero desde esa noche te alejaste de los tres hermanos, si venían a preguntarte algo salías corriendo, no podías enfrentar a uno de ellos con lo que habías hecho.
Joshep pensaba que te arrepentías de lo que ocurrió, asi que los primeros días te dejo sola pero se canso y fue acercándose lentamente como si caminara por arenas movedizas, un paso en falso y le tragarían.
Jacob, creía que había hecho algo malo ya sea físicamente o verbalmente. Asi que te dejo alejarte sin insistir en hablar contigo y se centro en los entrenamientos que dia a dia volvieron a ser igual de duros que antes de que te conociera.
Y John. Él estaba enfadado por tu distancia. ¡No había hecho nada malo!. El mismo dia que saliste con Joshep, el ojiazul te preparo un buen desayuno que disfrutasteis entre risas y después te dejo en tu casa para que te prepararas para tu dia. Y el recuerda perfectamente que bajaste con una sonrisa de oreja a oreja, asi que te ocurrió algo durante el resto del dia que el no sabia.
Harto de tu distancia, el menor Seed te acorralo para saber que te ocurría, tenia miedo de que los de la Resistencia te hubieran metido mierda en la cabeza.
Tu sin poder aguantar toda la presión que tenias sobre tus hombros, le confesaste entre sollozos tus encuentros con sus hermanos mayores.
Imploraste de rodillas su perdón, pero lo único que conseguiste fue una risa estridente de su parte.
Enfadada te alejaste de él, pero antes de que pudieras huir te abrazo por la cintura y te explico todo.
