𝙵𝚁𝙴𝙽𝙲𝙷 𝙰𝚃 𝙷𝙾𝙶𝚆𝙰𝚁𝚃𝚂 𝙸.
«Se conoce como Luna Negra o Luna Oscura al periodo en el que la Luna se encuentra tan cerca del Sol en nuestro cielo que no podemos verla desde la Tierra, ni siquiera durante la puesta o la salida del Sol. La...
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━━━ EL ORIGEN DE LOS MERODEADORES.
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EL HUMO DEL TREN dificultaba la visión de los campos arados que se veían por las ventanas del vagón.
Claire se removía en su asiento con una mezcla entre entusiasmo y unas cosquillas en su estómago producto de los nervios. Su corto cabello rubio le cubría en ciertas ocasiones su rostro y se arrepentía en esos momentos de no haber aceptado que su madre se lo recortara antes de comenzar Hogwarts, porque sí, ella era peluquera.
Claire Bellerose era hija de una peluquera y un fotógrafo sin reputación, por lo que queda claro su origen muggle. Por eso mismo, cuando aquel hombre que decía ser un profesor de Estudios Muggles en la escuela en la que ella estaba admitida le dijo que Claire era una bruja fue una sorpresa inmensa para sus padres y en parte también para ella, aunque no tardó en aceptarlo. Siempre habían sucedido cosas a su alrededor cuando sus emociones eran muy fuertes y ahora era consciente de la causa.
Sus padres, una vez pasada la estupefacción inicial, no dudaron en organizar un viaje para ir los cuatro -su madre, su padre, ella y su hermano que era un bebé a punto de cumplir el año, Jérémy- a Londres.
Todavía recordaba aquel día en el Callejón Diagon. El mismo profesor que les había avisado les esperaba en la puerta del Caldero Chorreante, un lugar que únicamente ella veía hasta que el profesor se los mostró, según lo que le contaron sus padres. Amablemente el docente les guió por todo el callejón, enseñándoles dónde debían comprar su uniforme, sus útiles y su varita.
Apartó su mirada de la ventana y sacó su varita de su bolsillo. Era bastante esbelta y con sutiles detalles tallados en el mango, de madera de ciprés y, según el señor Ollivander, de núcleo de coral. Había intentado realizar algo de magia moviendo su varita e imitando palabras de los programas de televisión, pero no funcionó. Ni siquiera cuando tomó uno de sus libros e imitó el movimiento que aparecía dibujado en las páginas.
La puerta de su compartimento fue abierta y una niña de cabello castaño -con sutiles destellos pelirrojos- y unos ojos verdes que a Claire le parecieron muy bonitos entró. Le miró con una sonrisa afable y habló:
