II ARBOLEDA DE VERDAD

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Las velocidades en las autopistas podían ser mucho mas altas que en las calles normales, me aproveche de eso para darle pie al acelerador y poder llegar rápido a Lanscape High School; no había tanto tráfico así que el trayecto fue bastante fácil; no encontraba acomodo en la silla, miraba a todos los lados, mi cabeza me enviaba miles de pensamientos erróneos sobre lo que le podía haber pasado a Grace, en si la preocupación del momento había sacado la errónea sensación obsesiva compulsiva que a veces tenia, no dejaba de acomodar el retrovisor, de dar movimiento a los parabrisas; el teléfono sonó y conteste desde el control que tenía el automóvil, la chillona voz de la cual estaba acostumbrado me logro calmar.

-Papa, hola, papa, ya se que te debieron de haber llamado de la escuela, pero quiero que sepas que estoy bien, bueno no del todo bien creo que estoy herida, me están llevando al Memorial Felix Mormont- escucharla fue como opio en las nubes, fue como tocar en las gaseosas y gélidas nubes del cielo, pero, al decirme que estaba herida caí de ese cielo que estaba tocando a las llamas del mismísimo abismo.

No me demore en frenar, en seco, sentí como las llantas se marcaban en la carretera y pude girar a toda prisa y alcanzar la otra calzada, Grace era lo más importante que tenía además de... no puedo recodar, siento que tengo a mas personas en mi vida, pero no puedo recordar quienes son, por siento que son varios o varias, trato de salir de mi ensoñación y me sigo en marcha por la avenida Pedro Mont para tomar la Italo Parlo y poder llegar al Memorial a ver a Grace; justo cuando estoy a punto de cruzar para entrar en la Parlo veo a 4 patrullas de policía que a toda marcha pasan a mi lado, y la brisa de su incalculable velocidad me mueve las hebras rubias de cabello que caen en mi frente. No se desaprovecho la oportunidad para poder pegarme tras ellos y llegar a un más rápido; casi a dos cuadras logro ver una ambulancia, que no lleva las sirenas prendidas, pero si va pidiendo la vía, eso me hace pensar que allí va mi hija y también que no es nada grave lo que ha sucedido. El tramo entre mi auto, la policía y el memorial era corto así que en 5 minutos ya estamos en frente de donde se reciben las urgencias.

-Todos detrás de la línea, por favor, manténganse alejados- los policías se bajaron se sus autos de forma mecánica como si ya estuviesen entrenado para hacer lo que sea que tenían pensado.

-Nosotros no podemos cumplir esa orden- alcance a ver una doctora acercarse a la ambulancia y abrir las puertas de par en par.

-Grace Amelia Stepano, 12 años, herida de arma blanca en el abdomen, no hay compromiso de órganos abdominales, se encuentra consiente, ha perdido aproximadamente 500 cc de sangre, su padre...

-Aquí esta su padre- los brazos de un policía flacucho me frenaron en mi camino a ver a mi hija-.

- ¿Usted es su padre? – la impecable doctora Sloan me quedo mirando varios segundos y volteo a ver a mi Grace la cual en señal afirmativa le confirmo lo que yo había dicho.

-No pude pasar- los varios policías ya habían acordonado la zona- estamos ante una situación grave en el hospital, nadie puede entrar ni salir-.

-Es que ningún policía de la ciudad me va a mandar en mi Hospital, así que lo vas a dejar pasar o la niña que acaban de bajar de la ambulancia se va a morir- la peli corta doctora que había recibido a mi hija me apretó del blazer gris que tenia y me hizo pasar.

El salto que di de la cama hasta los brazos abiertos de mi madre fue descomunal, no se como no le parti las piernas, si mi peso sobrepasaba el de ella en gran cantidad-

-Sabía que me ibas a reconocer, cuando me desaparecieron no estabas tan pequeño, tenias 12 años los suficientes para poder recordar a tu madre- lo besos que me daba en mi ondulado y rubio cabello era los mismos que había sentido en mi niñez cuando me caída y me raspaba, su manera de consolarme era besándome el cabello, se había convertido en u habito bastante hermoso- ahora mi amor hermoso, sepárate, ya el escuadrón de la policía debe de estar aquí, escuche las sirenas hace rato y de golpe dejaron de sonar, así que ya debe de tener acordonada la urgencia que es por donde más entran personas, en cuestión de minutos va a ser imposible salir de aquí-.

-Quiero irme contigo, quiero saber que ha pasado, esto mas que confundido, tengo una arboleda de dudas en mi cabeza, la verdad ya no se que es real y que es mentiras, mama por favor quiero- me coloco sus huesudos dedos en la boca para callarme, sabia que cuando estaba fuera de control mi mente empezaba a divagar justo como lo hacía mi padre.

-Ahora para evitar las mínimas sospechas tengo que hacer algo que te va doler, pero esto es parte de lo que tengo planeado para poder salir de aquí con vida- se recogió el cabello en una coleta bien fuerte, se quito los lentes de contacto y los coloco en sus bolsillo, el ambiente se encargaría de dañarlos; el botiquin que estaba a un lado de la cama, lo rompió con el codo, y las cosas que este tenia se regaron en el suelo, de todas esta tomo un sobrecillo plateado, un jeringa y un ampolla bastante gorda que estaba en una bandeja que alguna auxiliar habría dejado para la curación que me tenía que hacer.

-Ahora mi amor, aguanta como los hombres, esto es por una causa y la vas a conocer- me paso un pedazo de lo que parcia una tela, pero tenia forma de maya- ahora muerde esto con todas tus fuerzas, ahora álzate la camiseta solo un poco- la obedecí.

Con el mayor detenimiento que pude observar en ella, y sin importar el tiempo que le tomara hacer lo que iba a hacer, acerco la bandeja de la curación , se puso unos guantes que venían envueltos en una bolsa de papel, parecía que todo lo que hacia estaba tan planeado porque no demoro nada en preparar una solución de lo que le pude escuchar que era un anestésico local; mi pregunta maestra era ¿para que un anestésico?. Lo supe al momento que abrió el diminuto sobre plateado, de aquí saco lo que parecía la cuchilla de un bisturí, la calzo en su cuerpo y sin pensarlo dos veces me miro me dio una tranquilidad prácticamente telepática, sus ojos azules me daban la impresión de observar todo el tiempo el cielo, así de claros eran; respiro profundo, me inyecto varias veces en el abdomen alrededor del ombligo y me hizo una cortada bien profunda como de 4 centímetros, el respingo que di, la asusto y tiro al suelo el bisturí, se apresuro a recogerlo y lo metió en un tarro rojo con símbolo de peligro el cual guardo en un bolso que no supe en qué momento había aparecido, guardo toda la ropa, y en esos momentos, ya veía como la sangre salía a borbotones de la herida que me había hecho.

-Ya este es el momento hijo- vi que tomo un florero en una de sus manos lo tenía agarrado con mucha fuerza; pego debajo de la gaveta de la mesa de noche un sobre y se cercioro que no se viera- cuando te levantes ya no estaré aquí- vi que tenia en el hombro una cuerda, como esas que se usa para escalar, así la tenía enrollada en el hombro-.

Me dio un beso en la mejilla y el calor de su cuerpo lo pude sentir, también las gotas de sudor que le decoraban la frente me dijeron que podría estar nerviosa, y el tic nervioso en el ojo izquierdo me confirmaron lo que estaba pensando.

-ya es hora- se acercó a la puertas retiro las sillas y quito los seguros, se cercioro de que no había nadie afuera- la policía ya esta en el piso, en minutos entraran a la fuerza y tu estarás tirado al lado de Rose herido de muerte, ya debes de sentir mareo- claro todo lo que decía mi madre se cumplía a la perfección, la cabeza me empezó a dar vueltas, y vueltas, no podía mantenerme ni siquiera en pie-.

-Mama, tengo frio, hay mucha sangre, estas seguras que esto es lo que debe pasar, no me quiero morir- las palabras que le dije al final le golpearon el pecho y le afloraron las lágrimas.

Los siguientes momentos fueron parte de mi ensoñación porque pasaron muy rápido, ella se me acerco, me ayudo a ponerme de pie, me dio mi beso de costumbre en el cabello y tomo aire sabia que era para guardarse mi olor en su mente y poder reproducir su recuerdo en la mente de ella, con sus dos manos me toco los brazos y me mantuvo quieto; apretó el florero y sin siquiera pensarlo lo estrello en mi cien, el dolor se apodero por milisegundo de mi cabeza y seguido mis parpados junto con mi cuerpo cayeron.

LO QUE PASO ESTA DÉCADAHaWhere stories live. Discover now