¿Que fue lo que hiciste ,idiota?

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Definitivamente no había tortura suficiente para el imbécil del científico loco, o como él muy estúpido se hacía llamar la reencarnación de da vinci.

No había salvación para ese imbécil.

-Por favor señor no le pegue...-.

Un niño pequeño de curioso cabellera castaña que desafíaba en la cara a Isaac Newton y la teoría de la gravedad.
El niño estaba abrazado a las largas piernas del azabache de patillas que en ese momento apuntaba a un poquito golpeado científico.

-Dame-Tsuna sueltame-.

El de patillas fruncio el ceño mientras bajaba la mirada a donde el niño hizo un puchero y aunque temblaba asustado pero aun así se esforzaba por defender a alguien quien ni conocía.

Verde se removía adolorido en un rincón a lado de una maquina como una especie de pistolita de metal dorado y decoraciones algo curiosas, pero el dichoso aparatito   había explotado y estaba roto.

Era la misma cosita que ahora generaba el dichoso incidente.

Y es que en la mañana de ese mismo día, el arcobaleno del rayo había mandado a llamar a el décimo Vongola para mostrarle su más reciente descubrimiento.

Según el científico loco había hallado la respuesta a la juventud eterna.

Y quería que Tsunayoshi lo observara y concediera el permiso, puro protocolo nada más, para hacer el experimento en seres humanos o ya si quiera animales.

El castaño solo leyó la nota manchada de ¿Cafe? Que le habían mandado esa mañana, por medio de el Mini mosca de Spanner.

Pero bueno, solo tenia que ir y negar la petición, regresar y seguir con su vida.

Claro, era simple y sencillo.

Después de eso podría salir un rato con Hayato y Takeshi.

Y ayudar a sus amigos con la relación algo dificultosa.

Era lo mínimo que podía hacer después de todo ese par de amigos suyos habían enfretado la difícil tarea de ayudarlo a emparejarse con Su querido guardián Hibari Kyoya.

Amaba a ese azabache aunque hacerlo casarse con el fue una verdadera proeza.

La vida era mas divertida así, hace  tres años que había logrado que aceptara casarse con el y bueno ahora también tenia un pequeño bebé de un año y medio.

Su tierno Sora, una copia idéntica a Kyoya pero sonriente y mas tranquilo era un dulce e inocente pedacito de cielo.

Cierto ,cierto ,cierto debía ayudar a Gokudera Hayato su mano derecha y mejor amigo a estarse bien con Yamamoto Takeshi sin intentar hacerlo explotar.

Hacían mas falta niños en Vongola, pero primero debía ir a ver a Verde.

Si tan solo todo fuera así de fácil dentro de Vongola.

No llevaba mas de cinco años como líder y ya lo sabia...no podía ser tan fácil.

Casi a las 10:45 am, teniendo menos papeleo demoniaco por parte de su flamante esposo, demas guardianes  y prácticamente media Familia.

En el camino a los subterráneos de la mansión se hallo con su tutor.

Su querido tutor espartano que casi mataba a su ahora esposo a balazos después de enterarse que ellos estaban saliendo.

Y por azares del destino lo siguió después de unos momentos.

Por eso el estaba ahí cuando por accidente después de rechazar A verde y su no tan sano proyecto.

La pistola se disparo y le dio de lleno.

¿De verdad? ¿Era en serio? ¿Justo cuando todo iba bien una pistolita le disparaba un rayito de colores?¿iba a desaparecer? ¿Que le iba a pasar?.

Oh , solo esperaba que cuidaran bien a Sora.

Ah...

...

...

Escucho un par de golpes y algo como cuando mamá dejaba caer las sartenes o las ollas.

Abrió los ojitos lentamente a la luz y vio a un señor alto de negro que le estaba pegando a otro con bata blanca.

Solo entendía que debía detener al de traje negro.

Solo eso...

Se aferro a la pierna del señor para pedir que se detuviera.

Quien le miro algo feo y no supo decir otra cosa mas que.

-Por favor señor no le pegue...-.

Después de que le dijera una palabra no bonita hizo un puchero y estuvo a punto de llorar.

-Tsu no...no es ningún dame-.

El señor lo cargo y se le quedo mirando con seriedad y luego tras suspirar se acerco a el señor del suelo.

-¡¿Que fue lo que hiciste idiota?!-

Y después de eso cerro sus ojitos por que escucho un ruido muy raro como el de muchas canicas cayendo o truenos.

Ahora todos debían ver que hacer con un pequeño jefe.

El pequeño JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora