Principado De Albania Parte 1

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El principado de Albania fue el nombre que recibió esta de 1914 a 1925, debido al título de su jefe del Estado. El país había surgido como consecuencia de las guerras balcánicas, en la conferencia de Florencia de finales de 1913; el principado, oficialmente neutral en la primera guerra balcánica, fue pronto ocupado por Serbia y Montenegro y el príncipe Guillermo de Wied se refugió en Centroeuropa. En 1915, durante la conquista de Serbia por los Imperios Centrales, las tropas serbias que se retiraban cruzaron el país en pleno invierno para alcanzar los puertos del Adriático, donde les esperaban los barcos aliados para evacuarlos. El territorio albanés quedó ocupado por Austria-Hungría hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Pese a ser evacuado por los austrohúngaros en noviembre de 1918, el principado no recobró la estabilidad y el príncipe, de origen alemán, no recuperó el trono. El país quedó administrado por un consejo de regencia y se desgarró por las luchas entre clanes rivales albaneses, sostenidos por las potencias vecinas, (Italia y Yugoslavia).

Creación del principado

Formado en 1913 y proclamado independiente al año siguiente, el principado se transformó pronto en un territorio interpuesto entre Austria-Hungría e Italia, potencias con ambiciones en los Balcanes, y en barrera que impedía a Serbia obtener una salida al mar.

AntecedentesEditar
Desde principios del siglo xx, los territorios albanófonos, incluidos en el Imperio otomano a la sazón en decadencia, eran deseados por Italia, Rusia, el Imperio austrohúngaro y los pequeños Estados balcánicos recién independizados. Ya desde mediados del siglo anterior tanto Italia, recién unificada, y el Imperio austriaco —predecesor del austrohúngaro— anhelaban dominar estas tierras; los cónsules austriacos destinados en Scutari ejercían una especie de protectorado sobre la población católica albanesa mientras que los italianos consideraban el litoral albanés como una zona de expansión preferente.

No obstante, la grandes potencias decidieron en el Congreso de Berlín de 1878 que estas tierras se mantuviesen neutrales. La potencias negaron que existiese una nación albanesa y asignaron territorios con mayoría de lengua albanesa tanto a Montenegro como a Grecia. La resistencia albanesa a la cesión de territorios, sin embargo, impidió la labor de la comisión fronteriza encargada por el congreso berlinés del deslinde de las tierras y logró que parte de las cesiones no se llevasen a cabo: Montenegro y Grecia obtuvieron menos territorios de los acordados en Berlín. El movimiento nacionalista albanés, plasmado en la Liga de Prizren de 1878, deseaba obtener la autonomía de los territorios con mayoría albanesa, situados fundamentalmente en el valiato de Shkodra y en el norte del de Ioánina, pero sus reivindicaciones no atrajeron el interés internacional. Fue esta liga, no obstante, la que estorbó las anexiones montenegrinas y griegas.

Un nuevo acuerdo con el mismo fin de que las tierras albanesas permaneciesen neutrales lo firmaron Austria-Hungría e Italia en 1909. Ambas naciones se comprometieron a defender la independencia albanesa en caso de que el Imperio otomano perdiese el dominio de la región, aunque con ello no descartaban repartirse el país en zonas de influencia de cada una. Para las dos el dominio del territorio albanés era importante estratégicamente, pues cerraba por el este la entrada al mar Adriático.

Al final de la primera guerra balcánica, los otomanos casi fueron expulsados por completo de Europa. Los territorios albaneses, conquistados durante la contienda por serbios, griegos y montenegrinos, fueron entregados a las potencias, para que los repartiesen. Para entonces solo Iónina y Scutari estaban en manos de los albaneses. Una de las causas de la contienda había sido precisamente el deseo de los miembros de la Liga Balcánica de apoderarse de las tierras albanesas y evitar que estas alcanzasen la independencia. Los cuatro Estados que la formaban (Montenegro, Serbia, Grecia y Bulgaria) alegaban tener derechos históricos sobre el territorio y Serbia ansiaba además hacerse con una salida al mar. Las potencias, reunidas en la conferencia de embajadores en Londres en diciembre de 1912, trató de evitar que el conflicto balcánico se extendiese a toda Europa y quedó encargada de trazar las fronteras albanesas y decidir si permitía la independencia de Albania.

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