INOCENCIA PÉRDIDA

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Contemplandote pocó a poco, sin
ganas de despedida. Pero con el
desesperante tic tac, agudo y molesto
fin del tiempo comprado para la
primera cita.
Sin afán pero con el tiempo ya
gastado, me apresuró a despedirme
muy lentamente. Con tú mano en mi
mano y mi mirada en tú boca
¡Dios! Esa boca dulce, tiernamente
dulce.

Tú mirar que trasciende mi mano
para tú rostro tocar.
Sin molestia alguna un beso te robe,
ojalá hubiera sido a esa dulce boca
que me quería comer, pero tú mejilla
se cruzo en lo que pensé era el fin de
la noche y el comienzo de una larga
historia, entre mi tierno amor y tú
dulce boca.

Que esa misma noche un beso me
robo!

¡Malditas ganas consumidas!

poemas en cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora