Rythm.

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El castillo podía llegar a ser bastante abrumador. Pues, no importaba cuantos años llevase ya sirviendo en el; su melancólica pero acogedora esencia nunca cambiaba.

El demonio de alto rango quien le empleaba era en realidad alguien bastante justo, amable, y ciertamente considerado. Aunque claro, también bastante infantil, excesivamente optimista y en tiempos recientes; demasiado consentidor con su más preciada joya.

Iruma, su nieto. Más o menos.

La historia era la siguiente:

Iruma, un desafortunado niño humano al que sus tiranos padres le obligaron prácticamente desde el nacimiento a valerse por si mismo, y no en pro de su supervivencia futura en el exterior, no; más bien en beneficio de sus propios huesos. Deseando ser servidos, y tratados como reyes; sin consecuencias ni esfuerzo.

El aparante clímax de la historia sería su infundado contrato con el Demonio de alto rango: Sullivan. En el que sin remordimiento ni pena, obsequiaron a su único y primogénito hijo por unos cuantos centavos.

Sin embargo, la testaruda pareja no contó ni le importó la incesante búsqueda que tal personaje llevaba realizando por años. Un nieto, alguien para añadir a su familia de uno sólo, un ser al cual podría llegar a apreciar, y en el cual deseaba tener un gran apego; por supuesto también alguien de quien presumir en las usuales reuniones con sus también importantes compañeros de boberías. Quienes para su poco agrado poseeían y presumían aquello que a él tanta falta le hacía.
Finalmente, y sin más rodeos el liberaría tal alma en desgracia; no sin antes un ofrecimiento con nulas opciones.

Convertirse en su preciado nieto o en su cena. Cualquiera servía en realidad.

Al final el chico no tendría más opción que aceptar la disparatada oferta en beneficio de su propia supervivencia. Situación que le lleva a los hechos más recientes y estúpidos que en su vida le habían tocado vivir.

—¡Opera-san! –La astridente pero dulce voz del chiquillo que meses atrás ni por asomo hubiese imaginado estaría correteando sin rumbo por aquellos antiquisímos pasillos, le reventó los oídos. Otra vez.

—¿Si, Iruma-sama? –Le cuestionó con aquel tono solemne de costumbre. Sus profundos ojos fijandose en aquellos de vibrantes tonos azules.

—¡Ah! Bueno..... Verás, la cosa es....–Se notaba en cada uno de sus movimientos el nerviosismo poco disimulado. Situación que le causaba un poco de gracia que claramente no externaría por ninguna razón. —Estoy ayudando a una amiga para una tarea en una clase de... Uh..... ¿seducción? Si, eso.....–Avergonzado era un sentimiento que se quedaría corto al momento de describir el estado en el que él pobre jovencito se encontraba. —Pero la verdad es que no tengo ni idea pero.... No quisiera decepcionarla porque se lo prometí.

—Entonces, ¿lo que usted quiere es mi opinión al respecto? –El más joven entonces asintió freneticamente, causandole gracia una vez más.

—Eso me sería de muchísima ayuda, Opera-san. –Suplicó el peliazul con amabas manos unidas fuertemente en una suplica tan intensa como el rojo que hacía apenas unos segundos coloreaba las mejillas del más bajo de estatura.

—En ese caso, dígame; ¿de qué se supone que va tal tarea? –De nueva cuenta le preguntó. Estaba bastante curioso en realidad por aquella peculiar tarea encomendada al chiquillo de medianos pero aparentemente suaves cabellos.

—La verdad es que.... No lo entiendo muy bien. –Se sinceró hojeando rápidamente el libro que tan escondido llevaba entre los brazos. —Aquí dice algo de obtener la reacción sincera de quien se ama ante una pregunta previamente analizada. Uh.... También vienen tres opciones. –Señaló con emoción el de baja estatura. —La numero uno.... “¿Hay alguien de tu interés ahora mismo?”, la numero dos: “Si pudieras regalarme una flor, ¿cual sería?”, y la numero tres; “¿Como sería tu persona ideal?” –Concluyó lo escrito en aquellas páginas. —¡Oh! Dice que deberían poder hacer estas preguntas de manera dulce pero desinteresada, algo como eso. ¿Se puede hacer algo? –Fue ahora el ojiazul quien le cuestionaba, claramente preocupado debido a la naturaleza del deber. No tenía idea de como llevar acabo todo aquello, tomando en cuenta que no era capaz de entender siquiera la mitad de la asignación.
El más alto se dedicó a observarle por unos breves segundos, muy minuciosamente. No estaba muy seguro de ello pero podría jurar que los frenéticos latidos del corazón ajeno eran claramente audibles para él, era extraño pero sin embargo no es como que le incomodara.
Inclusive podría decir que el acelerado ritmo era relajante, casi como si le hablara todas aquellas palabras que el menor no era capaz de expresar; todo el nerviosismo, confusión, anticipación o ansiedad. Curioso cuando menos pero conmovedor, pues era como el canto a acapella de su inocente corazón.

—Si he entendido bien, lo que busca es una respuesta honesta y natural a una de esas preguntas. –Sentenció sin desviar un sólo centímetro su vista de él. —Fuese ese el caso; Hibisco, esa sería mi respuesta Iruma-sama. ¿Hay algo más en lo que le pudiese ayudar?

—¿Eh? –El más joven parecía un poco desorientado ante la respuesta recibida. Sin embargo pronto pudo comprender que se trataba de la segunda pregunta que había hecho.
Finalmente le dedicó una amplia y bonita sonrisa antes de realizar una reverencia. —Creo que es todo, ¡muchísimas gracias Opera-san! –y tan pronto como llegó, se marchó; dejando así a su ajeno con una diminuta sonrisa plasmada en sus usualmente lineales labios. Después de todo, si el muchacho era tan diligente como él creía, debería por lo menos investigar un poco su respuesta.
De ser así le hubiese gustado ver en su rostro la reacción ante ello. Era en verdad un chico realmente interesante, peculiar y que como pocos era capaz de hacerle despertar esa dormida curiosidad en su interior.
Por supuesto no podía permitirse revelar aquello. Aunque de cualquier forma, nada le impedía seguir deleitandose con las genuinas reacciones que tanto le divertía provocar en el menor.
Después de todo y desde que le conoció ese chiquillo era tan delicado como el Hibisco.










[Pasamos de IruAzzu a OpeIru, díganme: ¿qué les pareció, ¿les agrada la pareja? Fue curioso escribir acerca de ellos pero hace tiempo lo pensaba ya, entonces.... ¡Denle mucho amor a estos chicos! 🙌💕💕💕🔥].

Acapella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora