- Ya dije que no estoy celoso. - Dije de nuevo, cansado. - Si ustedes quieren hablarle a ella no es mi asunto. No tengo nada que ver con ella de todos modos.
- ¿Lo dices de verdad? - YeonJun pregunta asombrado por mi indiferencia.
- Claro. - Digo...
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- Hola, Scarlett... Te ves, muy fresca. No, eso no. Suena muy tonto. Hola... Scarlett... Te ves... ¿Muy linda? Eso sonó mejor.
Suspiro y por quinta vez, paso las palmas de mis manos sobre mis pantalones para secar el sudor en ellas.
Miro el reloj desde el móvil.
3:45 p.m.
Supongo que vine muy temprano. Pensé.
- Hola, tú. - Comencé de nuevo con la práctica de mi saludo. - No, eso suena como si fuera saludando a un hombre. Excelente día, compañera. No, eso...
- Eso ni siquiera me lo dices en la escuela.
Sentí como mi alma salía de mi cuerpo al querer huir de allí.
Giré sobre mis talones lentamente, hasta que noté a Scarlett detrás de mí con una gran sonrisa dibujada sobre su rostro.
- Hola... - Levanté mi mano apenas visible.
- ¿Todo en orden? - Inclina su cabeza hacia un lado como cachorrito al preguntar aquello.
- Sí. - Me aclaré la garganta y finjo sentirme como normalmente lo hago. - ¿Por qué estás aquí tan temprano? Aún faltan quince minutos para la hora a la que nos íbamos a ver.
- Lo mismo te pregunto. - Scarlett se cruza de brazos y levanta una de sus cejas.
- Bueno... No quería ser impuntual, entonces...
- Oh, ¿de verdad? Yo igual. No quería que se me hiciera tarde y hacerte esperar, sería muy grosero de mi parte. - Sonríe.
Sonrío al igual que ella y miro mis pies antes de hablar de nuevo, tratando de tranquilizar mi corazón acelerado.
- Bueno, supongo que comenzaremos antes. - Alzo mis hombros divertido.
- Estoy ansiosa. - Dice sonrojada.
- Entonces, vamos.
El resto de la tarde la pasamos de un lado a otro; presentándole los lugares más conocidos de aquí y llevándola a los lugares donde ella quería conocer personalmente.
Fuimos a bibliotecas, restaurantes temáticos, parques y hasta una pequeña feria con juegos mecánicos. Scarlett fue en todo momento muy amable y sonriente. No dejaba de sorprenderse por la visualidad de algunos lugares e incluso yo le sacaba fotos, que ella me pedía, con su móvil.
El día estuvo muy soleado, por lo cual el sol se ocultó más tarde y por lo tanto, nosotros nos fuimos aún más tarde.
- Vaya. De verdad que todo aquí es muy lindo. - Dice recargada de codos sobre el barandal del pequeño puente donde nos encontramos. Debajo de nosotros estaba un pequeño río, donde el agua, era el único sonido que se escuchaba.
- Y eso que no has visto todo. - Le digo mientras me recargo de espaldas sobre el barandal. - Deberías ponerte de acuerdo con tus amigas para una salida juntas. Hay muchos lugares donde sólo las chicas pueden entrar y se divierten juntas.