Con la alacena abierta de par en par se encontraba escalando por las baldas para hacerse con un bote de galletas que estaba en el estante superior. De puntillas en el de abajo y a un par de centímetros del borde estira su bracito derecho como si aquel tarro fuera su salvación. Con esos ojos azul marino suyos veía como su reflejo se iba agrandando de a poco en uno de los lados de aquel bote de cristal a medida que se aproxima. A punto está de rozarlo con la yema de los dedos cuando una persona no deseada se presenta sin previo aviso en la cocina.
──¡Tobio, baja de ahí! ──exclama la chica nada mas entrar y ver lo que estaba haciendo el niño.
El grito le dio un gran susto que, por inercia, se echó hacia atrás perdiendo el equilibrio y precipitándose al vacío.
──¡Mierda! ──piensa ella lanzándose hacia adelante con los brazos estirados. Tobio termina a salvo, sollozando y a nada de llorar... pero a salvo──. No me pagan lo suficiente para esto ──respira hondo y mira al pobre niño. Este le devuelve la mirada con los ojos aguados──No llores pequeño, ya pasó ──le dice de forma suave para no asustarlo más.
──... Kooo.
La adulta se levanta y acuna al otro en sus brazos ──Chiyoko ──repite acariciándole una de sus mejillas de camino a su habitación.
Tobio alarga sus manitas haciendo sonidos para que volviera a la cocina.
──No pequeño Tobio, no voy a volver ──y como si le entendiera, el otro frunce el ceño──. Me da igual como te pongas..., espera, estás haciendo fuerza ¿verdad? ──al momento nota cierto olor. Entre cierra los ojos y cruza miradas con el niño. Tobio sonríe feliz una vez que ha terminado──¿Esta es tu venganza? ¿Cagarte encima? ──el de pelo azul oscuro aplaude contento mientras que la chica lo aleja un poco para no intoxicarse──. Puff... ¿Pero qué te han dado a ti de comer?
Entra en la habitación del menor dejándolo en el mueble cambiador. Pañal sucio a la basura, lo limpia y le coloca el nuevo. Abotona el body y sube los pantalones, dejándolo en su parque de juegos.
──¿Dónde habrán dejado tus papis el chupete? ──le dice tan normal aún sabiendo que no obtendrá respuesta alguna. Mira por la habitación, nada. Sale a mirar al salón, oyendo al momento quejidos──Ahora voy pequeño ──alza el tono de voz para que le oiga. Sabe que en cuanto lo dejan así puede echarse a llorar fácilmente, pero sin el chupete muerde todo cuanto tiene a mano. Lo encuentra y vuelve ──No, tranquilo. ¿Ves? Ya estoy aquí ──mantiene la suavidad en sus palabras sonriendo leve. Le muestra el chupete, lanzándose al momento a por él.
Suena la puerta de la calle entrando la pareja.
──Ya estamos aquí.
Revuelve el pelo de Tobio ──¿Todo bien, señora Kageyama? ──cambia la vista hacia la puerta.
──Sí, muy bien. Hola Tobio ──saluda con cariño a su hijo──. ¿Te dio algún problema?
──En absoluto. Él es uno de los que nunca me dan problemas.
──Bien, entonces muchas gracias por haber podido venir.
──No ha sido nada. Adiós pequeño ──éste mueve su mano. Chiyoko camina hasta la puerta acompañada por la otra mujer, que le paga por su buen trabajo y le abre puerta.
──Adiós Nakahara─san, ya le volveré a llamar.
──Adiós señora Kageyama.
Al salir y escuchar cómo se cierra tras de sí, se estira gustosa. Mira el dinero y lo guarda. Trabajar siempre merece la pena al final.
Toma el último tren del día y camina unos 15 minutos antes de llegar al departamento──Y ahora a descansar un poco antes de estudiar.
Enciende su móvil, dado que no le gusta andar pendiente de él cuando tiene que trabajar, y al momento le asaltan varias notificaciones:
➛Satori🦊
5 llamadas perdidas
17 mensajes WhatsApp──¿Y este chiflado? ──murmura desbloqueando y leyéndolos──Madre mía.
Como siempre digo, espero que haya sido de vuestro agrado.
¡Hasta el capítulo 2!
Goodbye!~
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❝ ────── 𝐁𝐀𝐁𝐘𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑! | 𝗁𝖺𝗂𝗄𝗒𝗎𝗎 𝖺𝗎
أدب الهواة𝘽𝘼𝘽𝙔𝙎𝙄𝙎𝙏𝙀𝙍! | ❝ Quién dice que el trabajo de niñera es sencillo es porque no ha tenido que cuidar de estos pequeños mounstruitos. O demuestras quién manda o te comen con patatas fritas, es sencillo. ❞ ↻; La obra maestra que está como por...