Capítulo 1

12 3 3
                                    

- Por fín llegué - me sentía emocionado; la última vez que pisé este aeropuerto fue cuando mi madre me obligó a irme de aquí a los Estados Unidos, hace 12 años, cuando solo era un niño de 11.

Un aire de nostalgía llega a mí, el solo pisar la tierra que una vez fue mi hogar. Como extrañe estar aquí; por fín vuelvo a pisar tierras panameñas.

Miro a todos lados intentando ubicarme pero no lo lograba, a la final me toco preguntar donde puedo tomar un taxi, para dirigirme a la terminal. No demore en tomar uno.

El taxista fue muy amable, me dijo que diablo rojo debo tomar para llegar a Arraiján. Aunque seguí sus instrucciones no supe cual tomar, debido a que mi lectura en español a desaparecido, solo conserve el habla.

Ya había olvidado lo incómodo que era viajar en este tipo de autobús, y lo estrechó de los asientos. No pude bajar la ventana y me estoy ahogando con el calor; enserio tenía que tomar el autobús dañado de tantos que hay.

Estaba asustado, y eso que apenas bajaba del vehículo; caminé lento observando todo; y todo era igual a mis recuerdos, menos la tienda que ahora se llama Luca y no Yanet.

Baje tembloroso la loma, pude distinguir varios niños jugando a los pies de esta; mire las casas y sus dueñas, al ver a las señoras de mi infancia las reconocí de inmediato, eran las viejas bochinchosas del lugar; habían envejecido y al parecer tenían muchos nietos.

En un instante estaba alfrente de la casa de mi abuela paterna y a su lado la casa donde vivía ella, increible estoy en la misma casa que me vio nacer, donde fui felíz junto a todos, junto a ella, donde fui amado, querido.

- Señor ¿se encuentra bien? - una pequeña voz me sacó de mis pensamientos, mire y era un niño, quizás de 6 o 7 años, de color blanco, delgado y tenía el cabello rapado; estaba detras de las grandes puertas de hierro; son nuevas de seguro en mi infancia había otras.

- Señor ¿a quién buscas? - lo mire unos instante y me di de cuenta que atras estaban otros dos, un niño moreno de la misma altura que el otro, robusto y del mismo estilo de corte, quizás tengan la misma edad y una niña blanca, algo gorda para su edad tendría como 4 o 5 años, estaba despeinada, cabello suelto; podría decir que su pelo era algo duro.

- Disculpa se encuentra la señora Yovanna - se giró un poco.

- Abuela te buscan - grito con todas sus fuerzas. Espera "abuela" puede que ellas tengan hijos, no puede ser ella apenas tendría 23; ¿cómo sería posible eso?, estos niños se ven grandes, sera que...

- si disculpe joven, que desea - miré a la señora que me hablaba, era ella de seguro; como has envejecido tía, tus canas me lo demuestran; todavía te ves fuerte y vigorosa, querida tía.

- Creó que no me has reconocido aún verdad - estaba muy contento, sonreía de la alegría de poner verla.

- Disculpa, no se quien eres - estaba intrigada al no saber quien era.

- Soy Patrick Robello - su cara de asombro, alegría y felicidad me lo decía todo.

- Regresaste a tu casa Neno - me dijo mientras lloraba, fue abriendo rapido las grandes puestas para darme un abrazo, el cual me hacía falta hace tanto tiempo - ¿cómo has estado?, mira como has cambiado, que grande estas - me observo el rostro unos intante - te pareces tanto a el - sentí que mi corazón dio un latido fuerte al saber a quien se refería.

- Tía ¿dónde está Nannett? - quice cambiar el tema por que sabía de quien hablaba; recordé su rostro y me emocione al instante; quería verla, nesecitaba abrazarla, tenía tantas cosas que decirle - de seguro se muere cuando me vea, tía ¿dónde está?, quiero ir darle la sorpresa.

NannettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora