Draco

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Draco había conocido a otros niños en su vida: Blaise, Theo, Crabb, Goyle, Pansy (quien pasaba la mitad o más del tiempo que estaba en Reino Unido en la mansión Malfoy) pero ninguno como Harry Potter. Harry era curioso, a veces comía como si fuera la primera y última vez que vería un plato de comida en mucho tiempo, no parecía igual de mimado (cómo Tonks le solía decir a Draco) que todos sus amigos, no parecía querer a sus tíos con los que había vivido ni la mitad de lo que Draco quería a los pavo reales de su padre (y eso era muy poco), llegó vistiendo ropa muy grande para él, no tenía un juguete favorito como todos sus amigos y si alguien levantaba la mano contra él o hablaba muy fuerte lloraba o se encogía en sí mismo como si tuviera miedo pero aún así le agradaba porque Harry era un gran jugador en cualquier juego que Draco quisiera jugar con él ¿Draco quería jugar al Quidditch con unas escobas para niños (regalo de su tío Sirius)? Harry jugaba con Draco sin dudar, ¿Pansy quería jugar a maquillar a alguien? Mientras Draco estaba dispuesto a morder a Pansy por salvar su cara, Harry se ofrecía para que no estuviera triste.

—¡Debes pedirle a Dobby que haga hotcakes! —Draco nunca iba a admitir que los muggles podían hacer cosas tan buenas pero los hotcakes, como Harry les llamaba, eran fabulosos. 

—¡Pero Dobby ya dijo que ya casi estaba lista la comida! —murmuró Harry como si tuviera miedo y eso era algo más que a Draco le parecía curioso porque él sabía que Dobby no tendría problemas con cambiar el menú de ambos por un día aún si los adultos comieran algo distintos ya que, inclusive, había días dónde Pansy y él comían cosas distintas a los adultos pero también entre ellos y madre decía que ello estaba bien mientras no comieran demasiada azúcar. Así que Draco hizo lo que mejor supo hacer antes eso: infló sus mejillas en un berrinche nivel uno (como solía decir su madre a su padre entre risas). 

—Niños, ya debemos comer —Sirius los miró mientras habría la puerta del cuarto de juegos de los Malfoy sólo para encontrar a Harry mirar triste a Draco y a esté haciendo su mejor imitación de un pez globo rojo. 

—¿Puedo preguntar porque Draco se está poniendo cada vez más rojo? —al ver que ninguno de los niños respondió y, a falta de otro adulto en el lugar o Dobby, decidió que debía ser quien investigará y resolverá todo antes de que Draco pasará a otro color. Miró a su alrededor para asegurarse que nada estuviera fuera de su lugar porque la segunda opción de porque los niños se encontraban así era más difícil para él porque pocas veces había pasado: Draco y Harry estaban peleados, era inevitable para él ver que Harry había encontrado a su mejor amigo en el menor de los Malfoy y estos pocas veces habían peleado en el tiempo que llevaban conviviendo. 

—¿Harry? —se acercó a Harry porque aunque Draco no era un niño malo tendía a exagerar las cosas a su beneficio todo el tiempo y Harry solía decir las cosas de manera menos exagerada, el niño lo miró sólo para descubrir sus pequeños ojos llenos de lágrimas sin derramar—, ¿qué ocurrió?

—¡Draco quiere comer hotcakes pero Dobby ya ha preparado la comida! —y eso explicaba todo. Sirius le había explicado antes a Harry que él podía pedir lo que quisiera de comer siempre que eso fuera posible de hacer pero el menor seguía pensando que si no se portaba bien sería castigado y, además, el menor no estaba acostumbrado a ser consentido si expresaba lo que quería.

—¿Y porque no podemos comer hotcakes? —Draco preguntó rompiendo su intento de pez globo—. ¡Yo quiero HOTCAKES! —Sirius miró al niño dándose cuenta que lo prefería intentado ser un pez globo a berreando como el mocoso que a veces era.

—¡Pero Dobby ya nos preparó comida! —Harry replicó llorando y Sirius dejó que hablaran  para ver si los niños podrían resolverlo solos o necesitan ayuda—. ¡Y tía Cissy dijo que no podíamos comer mucha azúcar y… no quiero que me regañen por ser tan malagradecido con lo que me dan! 

Draco no entendía muchas cosas de Harry aunque lo quería mucho y parte de eso era su constante miedo a ser regañado por ser grosero o ser echado de la casa o ser golpeado pero sabía que él había vivido de manera distinta, su madre se lo solía decir todo el tiempo cuando se quejaba de no entender al Potter y que debía tenerle paciencia y, además, no le gustaba verlo llorar cuando tenía sus momentos y ver sus ojitos verdes apagados.

Abrazó a Harry olvidando por un momento su enojo con Harry por prohibirle cosas—: ¿Podemos comer un poco de lo que Dobby preparó y luego pedir unos hotcakes? —Harry asintió sorbiendo su nariz mientras Draco sonreía porque sus ojos verdes habían vuelto a brillar—. ¡Vamos a comer entonces!

Sirius sonrió al ver que ambos niños estaban bien de nuevo aunque se anotó mentalmente que debía volver a explicarle a Harry que nada le pasaría si expresa algo distinto a lo que ellos decían. Iba a ser difícil porque los Dursley habían dejado una huella en el menor muy profunda que aún con todos lo tratos de los Malfoy, de Remus y de él no había borrado.

Draco miró a Harry mientras caminaban para el comedor, había muchas cosas que no entendía de Harry pero entendía que lo quería demasiado y que a veces podía ceder como su madre lo llamaba cuando no obtenía todo como quería.

Harry Potter y cómo la vida cambia cuando eres amado (titulo provisional)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora